sábado, 25 de noviembre de 2023

Problemas en Volkswagen: ¡tenemos la solución!


 Estuvo de actualidad el tema de la posible subvención estatal de 80 millones de euros para rejuvenecer VW Navarra, con la prejubilación de 800 trabajadores, ahora sobran.

Rejuvenecer las plantillas de las empresas, no solo la de VW, tiene que ser un objetivo compartido, como proclama cierto sindicato. Pero en beneficio prioritariamente de los trabajadores y trabajadoras jóvenes, sin olvidar al resto de parados y paradas mayores, de larga duración, sectores más desfavorecidos, etc. Esta es una necesidad de las empresas para renovar y dinamizar su plantilla que deben costearlo con sus recursos, provenientes de la plusvalía de sus trabajadoras.

¿Es lógico estar retrasando la edad de jubilación y dar dinero público para rejuvenecer plantillas y ayudarles en momentos que declaran estar en dificultades?; ¿es lógico hacerlo solo con una empresa, por muy «estratégica» que sea para Navarra, y no con trabajos más penosos como construcción? Parece que el dinero público podría destinarse a estimular el reparto del empleo como fórmula para reducir el paro, pero tendría que ser con una fórmula de carácter general, para todas las empresas y su plantilla, e incentivando, pero no supliendo la aportación de la empresa y trabajadoras.

Estas son algunas fechas significativas en la conquista por un horario mejor.

 • 1931 República Española: legisla la jornada máxima de 8 horas/día y 48 semanales.

 • 1983 El gobierno de F. González legisla un máximo de 40 horas semanales.

 • 1985. En Alemania el sector del metal consigue la semana laboral de 35 horas.

 • 1989: UGT-CCOO reclaman a la patronal 37 horas semanales para llegar a 35.

 • 1996. El Parlamento Europeo recomienda la semana laboral de 34 horas.

 • 2002. Francia. Se implanta la semana laboral de 35 horas.

 • 2018. Suecia. Experiencias piloto de 6 horas diarias, 30 semanales.

 • 2018. Alemania. Los sindicatos piden la jornada de 28 horas semanales.

Desde el año 1.983 en España, salvo la reducción hacia las 37,5 horas o 35 horas en algunos sectores de la Administración, la única modificación ha sido retrasar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años de forma progresiva entre 2011 y 2027.

Para nosotras las fórmulas son otras: reducir la jornada laboral a 35 horas, trabajar 6 horas diarias o cuatro días, impulsar el contrato de relevo, eliminar las horas extras, adelantar la edad de jubilación a los 60 años... Estas medidas de reparto del trabajo crearían empleo con menor coste para las arcas públicas y un retorno económico demostrado. Avanzando hacia estos cambios, con toda seguridad, los jóvenes y el resto de las personas sin empleo tendrían más puestos de trabajo.

Y esto ¿cómo se financia?: con el consecuente ahorro en prestaciones y subsidios por desempleo y la disminución del presupuesto en formación, orientación, etc. de los Servicios de Empleo autonómicos. También las empresas y las trabajadoras tendrían que negociar en los convenios colectivos cómo se implantan estas medidas, que aporta la empresa y cuanto las personas asalariadas vía reducciones proporcionales a la cuantía de lo que se cobra. Sí también los trabajadores y trabajadoras tendrían que estar dispuestos a una reducción proporcional de sus ingresos, dando mayor fuerza a su propuesta y coherencia a su actitud.

Los retornos serían: aumento en prestaciones a la seguridad social, mayor recaudación por rentas personales, aumento de la productividad, reactivación de las economías domésticas y, sobre todo, mayor equidad y cohesión social, aunque estos valores no cotizan en bolsa.

No habría que recordar, a estas alturas, que trabajamos para vivir y no vivimos para trabajar y que la innovación tecnológica tiene que propiciar la reducción de tiempo de trabajo y no solo la productividad para beneficio empresarial. Trabajar menos para trabajar y vivir mejor, aunque sea con menos. Avanzar hacia la necesaria sobriedad es de justicia para el resto de los habitantes del planeta, para el propio planeta y las futuras generaciones.

Sabemos que estas modificaciones laborales son competencia del Estado. ¿No estamos en un «cambio de época» (Pedro Sánchez)? Desde Navarra también se puede hacer algo. Echamos en falta, al menos como «experiencia piloto», alguna acción del SNE/NL sobre reparto del empleo. El Gobierno es la mayor empresa foral con 25.000 personas en su plantilla. Dedicar dinero público en favor de empresas con beneficios multimillonarios para rejuvenecer al personal y ceder a sus presiones es una mala opción, desde el punto de vista ético y debiera serlo desde el político. Son necesarias medidas legislativas, como el reparto del empleo, que modifiquen el marco de las relaciones laborales y den trabajo a los jóvenes y descanso a los mayores para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria.


Lucio Tabar y Fernando Armendáriz
Miembros de Banatu Taldea / Iniciativa decrecentista por el reparto de los trabajos

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