Extraído de: https://www.ecologistasenaccion.org/132893/informe-escenarios-de-trabajo-en-la-transicion-ecosocial-2020-2030/
Para avanzar en el debate de las relaciones entre emergencia
climática y trabajo, Ecologistas en Acción, con el apoyo de la Fundación
Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica, ha realizado
el informe Escenarios de trabajo en la transición ecosocial 2020-2030.
El objetivo de este informe es explorar el vínculo entre el trabajo (y
dentro de él, el empleo) y las emisiones GEI, y contrastar los
resultados con el Plan Nacional de Clima y Energía (PNIEC). Para ello,
ha desarrollado una modelización de tres posibles escenarios futuros.
Los peligros asociados, en el presente y especialmente en el futuro, a
la disrupción del sistema climático que la emisión de gases de efecto
invernadero (GEI) está produciendo, hacen cada vez más difícil no
reconocer que atravesamos una emergencia climática planetaria. Una
emergencia que, por desgracia, no viene sola. Desde hace al menos dos
siglos el desarrollo del capitalismo industrial, hoy hegemónico en todo
el globo, ha venido acompañado de un grado severo de destrucción
ecológica y de una profunda transformación social que ha roto casi todo
vínculo con los modos de producir y reproducir de las sociedades
pre-industriales. El conjunto acumulativo de esta devastación ecológica y
este nuevo marco económico-institucional ha dado lugar a una profunda
crisis ecosocial, en la que al cambio climático se le une la pérdida de
biodiversidad, los límites de disponibilidad material y de recursos
energéticos fósiles, la pérdida de suelo fértil, la crisis de los
cuidados, la falta de autonomía material y económica, y un largo
etcétera.
Ante este escenario, no es extraño que el consenso en torno a la
necesidad de reducir las emisiones globales de GEI esté cada vez más
extendido. Pero una pregunta surge inevitablemente, ¿qué implica esta
reducción para nuestra organización económica, nuestro sistema político o
nuestros modos de vida? El objetivo de este informe es explorar el
vínculo entre el trabajo (y dentro de él, el empleo) y las emisiones
GEI. En este informe se desarrolla una modelización de escenarios que
permite explorar, cualitativa y cuantitativamente, qué tipo de
transformaciones en el trabajo tendrían que acompañar a la necesaria y
urgente reducción de emisiones.
Tras caracterizar brevemente el escenario de crisis socioecológica en
la que nos encontramos inmersos, abordamos una breve reflexión sobre el
papel y la naturaleza del trabajo en las sociedades contemporáneas con
dos ideas fuerza. La primera, que el trabajo de sostenimiento de la vida
(los cuidados) se encuentra sistemáticamente invisibilizado y
desigualmente repartido. De hecho, la suma de los trabajos cuidados
remunerados (8% del total de horas de trabajo) y no remunerados (53% del
total) supone, la mayoría de horas trabajadas en el país. El conjunto
del trabajo remunerado, el único que normalmente se contabiliza y,
además, el que goza de mayor visibilidad y prestigio, supone menos de la
mitad (39%) de todas las que se realizan.
De aquí se deriva que es conveniente dejar de privilegiar la noción
de empleo a la hora de pensar en una transformación del trabajo. Si se
quiere reflexionar en cómo repartir de manera justa la actividad social
en un escenario de transformación ecosocial, conviene más pensar en
mediciones del trabajo en base a horas dedicadas a actividades
productivas, y reproductivas. De este modo, todas las labores necesarias
para el sostenimiento social pueden ser estudiadas en pie de igualdad.
La segunda idea fuerza es que el empleo desempeña un papel
determinante en la organización socioeconómica capitalista. El
funcionamiento de este sistema conlleva, inevitablemente, la
degeneración de los ecosistemas. Por tanto, el horizonte de transición
ecosocial debe plantearse la superación del capitalismo y, con ello, el
cuestionamiento del modelo de relación que le es característico, el
empleo. De este modo, desde esta mirada, también es fundamental hacer
una valoración general de todos los trabajos que se realizan en la
sociedad y no solo de los empleos.
Partiendo de estas bases nos dispusimos a construir dos escenarios
que exploraran diferentes vías económico-institucionales para
materializar la reducción de emisiones GEI necesaria en la década
2020-2030. En primer lugar, el escenario Green New Deal (GND) que
detallamos supondría una estrategia institucional para llevar a cabo un
movimiento doble. Por un lado, una modernización ecológica de alta
tecnología que estimulara sectores económicos como el de las energías
renovables industriales, las TIC o la eficiencia energética (aunque
también otros como la agroecología) para dar lugar a una
descarbonización rápida. Por otro, la reconstrucción de un Estado social
fuerte que liderara dicha transformación y construyera un marco de
juego neokeynesiano en el que desarrollarla. Esta estrategia no sería
finalista, sino que tendría como objetivo abrir la puerta de
transformaciones sociales y económicas ulteriores más profundas.
Al segundo escenario lo hemos denominado Decrecimiento (D). Su
supuesto básico es que es necesaria, deseable e inevitable una reducción
robusta del consumo de energía y materiales en las sociedades
contemporáneas. Reducción que tiene que realizarse con criterios de
justicia y favorecer la construcción de autonomía social. Así, la
reducción de emisiones GEI provendría de la construcción de economías
más rurales, locales y destecnologizadas. Una transformación económica
que se enmarcaría en una transformación política profunda que caminara
en la dirección de romper nuestra dependencia total del mercado y del
Estado, apostando por la desalarización y por la construcción de
autonomía política y material.
A estos dos escenarios se les unió un tercero, el Bussiness as usual
(BAU). Éste supone, básicamente, una continuación suave de las dinámicas
ya en marcha. Nos ha permitido evaluar hacia donde nos dirigimos si no
tomamos medidas y comparar dicho punto de llegada con las perspectivas
dibujadas por nuestros dos escenarios de descarbonización, así como con
el PNIEC.
Estos tres escenarios se han introducido en un modelo informático
diseñado ex-profeso para esta investigación. Las bases del modelo son
las siguientes:
- La relación entre emisiones y tiempo de trabajo permanece aproximadamente constante en cada una de las ramas de actividad que hemos definido para la próxima década. En todo caso, algunos subsectores de actividad sí han requerido ajustes en este cociente para reflejar aumentos de eficiencia, reducciones del consumo, procesos de desindustrialización o reconversiones.
- La evolución de cada uno de los subsectores de actividad es independiente de la del resto, excepto en algunos casos en los que existen acoplamientos (por ejemplo, con la disponibilidad de energía eléctrica).
- La evolución de cada subsector está sujeta a unos máximos y mínimos definidos, salvo excepciones, a partir de las series históricas de crecimiento de cada subsector.
A partir de aquí, obtuvimos datos sobre horas de trabajo y emisiones tanto para el caso BAU como para los escenarios GND y D.
Las conclusiones que hemos obtenido a partir del análisis de nuestros
tres escenarios se podrían resumir en los siguientes puntos:
- El escenario BAU es incompatible con cualquier intento de encarar la emergencia climática, pues implica un importante incremento de las emisiones (21%). Las posibles ganancias en horas de trabajo remunerado que se obtienen en este escenario (13%) producirían un agravamiento de las crisis ecosocial que las haría, por tanto, ambientalmente imposibles.
- En términos climáticos, el escenario GND avanza en la dirección correcta, pero algo despacio (reducción del 55% de emisiones GEI contando con las absorciones), y es poco compatible con una idea de justicia climática global. El escenario D, por el contrario, logra alcanzar un nivel de reducción de emisiones necesario y climáticamente justo en términos globales (reducción del 80% contabilizando las absorciones). Ambos escenarios son más ambiciosos que las reducciones planteadas por el PNIEC.
- En términos de estructura productiva, el escenario D es el más disruptivo: la economía española entraría en un proceso de contracción y primarización significativo, por más que los sectores secundario y terciario seguirían siendo mayoritarios. La matriz productiva del escenario GND se parece más a la actual, aunque con un peso mayor de la energía, el sector público de cuidados (Estado social) y las nuevas tecnologías. También existen similitudes entre ambos escenarios: nuestro modelo arroja datos que permiten afirmar que la imagen de un GND de placas solares, coche eléctrico y sociedad de consumo sostenible es inviable. La triada coche-avión-carne debe ser puesta en cuestión también en un modelo GND que quiera ser sostenible.
- En términos laborales, el GND ofrece oportunidades importantes para una expansión del empleo compatible con una reducción sustancial de las emisiones. Nuestros resultados nos hablan de un millón de empleos nuevos bajo el marco del mercado laboral actualmente existente, y casi cinco en un mercado laboral en el que la jornada laboral se circunscribiera a 30 horas semanales y el trabajo se repartiese de forma equitativa entre la población activa. En el escenario D, la ambición en la reducción de emisiones iría ligada a una pérdida neta de empleo si no se modifica de forma sustancial el mercado de trabajo. En concreto, hablaríamos la pérdida de dos millones de empleos en el actual mercado, y una ganancia de un millón trescientos mil con jornadas de 30 horas. En todo caso, en este último se abren nuevos espacios para construir sociedades autónomas no capitalistas cuyo potencial para la sostenibilidad, la justicia y la libertad es notablemente mayor. En este aspecto, no hemos podido comparar nuestros resultados con los del PNIEC al ser nuestro campo de análisis más amplio y con una metodología distinta.
- Ambos escenarios van a enfrentar restricciones similares en su traducción práctica, pero más acentuadas en el caso del D: resistencias al cambio de los intereses creados y de las lógicas estructurales que hoy gobiernan la sociedad moderna. A la vez, se pueden abrir más oportunidades políticas para su desarrollo conforme avance la crisis socioecológica, en este caso es posible que más en el escenario D que en el GND.Pese a sus diferencias, ambos escenarios, GND y D, apuntan en una misma dirección: un incremento del actual mercado laboral y una expansión de los beneficios empresariales implica una plaza segura en la catástrofe ecológica. Un giro decidido en el rumbo de las sociedades capitalistas industriales no es ya únicamente deseable, sino imprescindible.
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