lunes, 22 de enero de 2018

Txomin Lorca Alcalá: A cuestas con la Reducción del Tiempo de Trabajo


Txomin Lorca Alcala ha sido militante de LAB y miembro de la Comisión Socioeconómica durante años. Esta esperiencia militante le ha permitido vivir en primera persona el contexto de la Huelga General de 1999 y la creación de la Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria.

¿De qué hablamos cuando debatimos sobre la reducción del tiempo de trabajo? ¿Reducción del tiempo de trabajo para qué?

Cuando hablamos de la reducción del tiempo de trabajo (RTT), estamos hablando de una reivindicación central en el movimiento sindical internacional. El tiempo de trabajo es el mecanismo que genera la plusvalía que, en el sistema capitalista, se apropia el empresario; es la oportunidad para que trabajadoras y trabajadores puedan participar en el ámbito político y social; y es, por supuesto, la clave para que puedan acceder a unas condiciones de vida dignas.



La reducción del tiempo de trabajo es, por tanto, un factor fundamental de la lucha de clases. Podemos analizarla desde tres perspectivas: a) como factor de creación de empleo ante los aumentos de productividad; b) como estrategia de reparto de la riqueza desde donde se produce, el centro de trabajo; y c) como parte del reparto del tiempo de trabajo tanto en el ámbito de la producción, como en el de la reproducción y los cuidados.

Basta con mirar la situación actual del empleo para darnos cuenta de que, más allá de los ciclos de la crisis sistémica, el desempleo y la temporalidad son estructurales. La riqueza generada por el trabajo y los incrementos de productividad tienden a concentrarse y acumularse cada vez en menos manos. Al mismo tiempo, se mantiene la misma jornada laboral y trabajadoras y trabajadores se empobrecen, debido a la destrucción y precarización del empleo. 

“La RTT para crear más y mejor empleo. Trabajar menos para trabajar todas las personas”

No hay alternativa sin el reparto equitativo de la riqueza, y dentro de ella, la RTT para crear más y mejor empleo. Trabajar menos para trabajar todas las personas.
La sociedad en su conjunto gana con la RTT: todas las personas pueden acceder a un empleo de calidad que le garantice unas condiciones de vida dignas, la distribución de la riqueza estabiliza el proceso productivo, se reducen drásticamente los riesgos derivados de la concentración y acumulación de capital, y por último, posibilita a las personas disponer de más tiempo para la conciliación efectiva de la vida laboral y vital.

La RTT, como estrategia de reparto del tiempo de trabajo, contribuye asimismo a la superación de la discriminación de género que relega a las mujeres al ámbito del trabajo reproductivo. Se crea empleo y aumentan las posibilidades de compartir y/o socializar el trabajo doméstico. La RTT es una alternativa para superar la opresión y explotación de género y hacer un efectivo reparto de las tareas reproductivas.

La RTT es también una estrategia para mejorar la participación de las trabajadoras y trabajadores en el ámbito político, e institucional, que hoy están en manos de personas que disponen de tiempo para ello, porque no dependen de su empleo. Las estrategias de reducción del tiempo de trabajo en la escala semanal y en el conjunto de toda la vida laboral (jubilación a los 60 años, permisos retribuidos, años sabáticos, etc.) deben facilitar la implicación de las personas en tareas colectivas, conciliación de la vida laboral y vital, euskaldunización y formación o tiempo libre.


El Reparto del Trabajo ha sido una reivindicación histórica en Euskal Herria. Su máximo exponente fue la Huelga General convocada por la mayoría sindical el 21 de mayo de 1999. ¿Cual era el contexto? ¿Cuales las reivindicaciones, los objetivos, las victorias y derrotas?
La propuesta de RTT realizada por la mayoría sindical vasca en 1999 y la huelga general que le dio cobertura, se inscribe en una situación de recesión económica reflejada, entre otros datos, en la existencia en Hego Euskal Herria de 170.000 personas desempleadas. 

“La disminucion del tiempo de trabajo debe posibilitar la dedicación a tareas de carácter comunitario”

En coincidencia con las estrategias de RTT que se estaban planteando en Europa, especialmente en el estado francés, y siguiendo la estela de los acuerdos interprofesionales, ELA y LAB planteamos en el Consejo de Relaciones Laborales de la CAV un acuerdo interprofesional para establecer una jornada laboral máxima de 35 horas de trabajo semanales. La patronal rechazó de plano la propuesta y se negó a abrir cualquier posibilidad de abordar una negociación al respecto. Ese fue el detonante para convocar la Huelga General.

La iniciativa de RTT se completó con la reivindicación de una Renta Básica que, en ausencia de empleo digno, permitiera a las personas acceder a unas condiciones de vida dignas. En torno a estas reivindicaciones, se produjo una convergencia entre el movimiento obrero y las organizaciones sociales vascas, germen de posteriores convocatorias de huelgas generales ante la crisis y la elaboración de la Carta de los Derechos Sociales de Euskal Herria.

La posición de la mayoría social y sindical, era clara a este respecto: exigíamos una RB sustitutoria de la falta de empleo, nuestra principal exigencia era la creación de empleo de calidad, el desarrollo de los servicios públicos universales y de calidad, y una prestación social que garantizara a las personas acceder a unas condiciones de vida dignas. Esta propuesta de RB es la misma que se ha recogido en la Carta y sigue siendo la posición de la mayoría social y sindical en la actualidad.

Las movilizaciones sociales de esos años consiguieron la semana de 35 horas en la administración pública vasca y el establecimiento de una renta básica, que aunque no era la que el movimiento social y sindical habíamos reivindicado, se instauró con una cuantía del 80% del SMI.


En un modelo en el que, según dicen, cada vez habrá menos trabajo debido a las nuevas tecnologías, por qué tanta resistencia a repartir el empleo? ¿Qué desarrollo ha tenido el reparto del trabajo los últimos años?
Está claro que las nuevas tecnologías incrementan exponencialmente la productividad por lo que el tiempo de trabajo necesario para producir bienes y servicios es cada vez menor. Pero la lectura que hace el capital y la que hacemos nosotras y nosotros es radicalmente distinta.

El capital utiliza la innovación para apropiarse de la ganancia que generan los incrementos de productividad. Es decir, acentúan la concentración y acumulación de capital en cada vez menos manos, origen de la especulación financiera y la crisis sistémica que padecemos.
“Exigíamos una RB sustitutoria de la falta de empleo, nuestra principal reivindicación era la creación de empleo de calidad”

Nosotras demandamos que los beneficios de ese incremento de productividad se repartan equitativamente para fomentar un desarrollo sostenible y un reparto de la riqueza que permita a todas las personas acceder a unas condiciones de vida dignas. Reparto de la riqueza tanto en forma de rentas salariales, como de cotizaciones sociales e impuestos.

Es evidente que el problema no reside solo en la distribución de la riqueza con exclusividad. Esta es posible porque en el modelo de producción capitalista la propiedad de los medios de producción otorga el poder para apropiarse de los beneficios que genera la fuerza de trabajo. Este principio de propiedad constitucionalmente recogido como fundamental determina la orientación de las políticas públicas, facilita la acumulación de capital y “socializa” cada vez mayor porción de capital fijo imprescindible para el funcionamiento del sistema. Por ello entendemos también la RTT como una disputa del poder de decisión en los centros de trabajo, en la orientación de las políticas públicas y como cuestionamiento de la propiedad privada de los medios de producción.

La reivindicación de la RTT ha estado presente en la dinámica sindical tanto en las propuestas de carácter confederal como en las dinámicas de negociación colectiva, sectorial y de empresa. Si bien es cierto que en algunos espacios empresariales se han dado avances, la realidad es que la jornada laboral y el tiempo de trabajo están aumentando, y al mismo tiempo, aumenta la temporalidad en el empleo. La RTT se está produciendo controlada por la patronal, dejando en la calle a miles de trabajadores, creando jornadas parciales, empleos temporales, libre disposición.

La RTT sigue siendo una reivindicación sindical fundamental. Los incrementos de productividad que deben ser repartidos equitativamente exigen una RTT de carácter universal, en todo el tejido productivo a la vez y drástica: semana máxima de 35 horas y sin merma del salario.

¿Cuales son los retos a los que nos enfrentamos en este carril? ¿En qué consiste el Acuerdo Interprofesional sobre el Reparto del Trabajo?
Si es cierto que los incrementos de productividad reducen el trabajo necesario, y si, como demuestra la práctica, la mejora de las condiciones de trabajo y, entre ellas, la reducción de la jornada laboral mejoran la productividad, ¿por qué ni instituciones públicas ni empresarios apuestan por la RTT? 

“Los incrementos de productividad son más que suficientes para reducir a 35, e incluso a 32 horas, la jornada laboral”

Porque para el neoliberalismo político y económico su prioridad reside en la acumulación y concentración de capital, aunque para ello tengan que esquilmar recursos naturales, generalizar la exclusión, la pobreza, o destruir la vida. Porque para instituciones neoliberales y patronal es mas fácil domesticar la fuerza de trabajo con la amenaza del desempleo y la precariedad. Porque a la ideología patronal dominante sólo le preocupa obtener el mayor beneficio posible en el menor espacio de tiempo a costa de lo que sea.

Los beneficios producidos por el trabajo son más que suficientes para que todas las personas puedan acceder a unas condiciones de vida dignas. Los incrementos de productividad son más que suficientes para reducir a 35, e incluso a 32 horas, la jornada laboral.

La RTT, se puede hacer mediante un acuerdo interprofesional tanto en Navarra como en la CAV, refrendado por un acuerdo tripartito comprometiendo a la administración de ambos territorios y reforzado por una ley de los parlamentos. No es un problema de falta de competencias, sino de falta de voluntad política y el interés de rentistas y especuladores. En EH, hoy, sindicatos y organizaciones sociales no tenemos interlocutores empresariales políticos suficientes que apuesten por redistribuir la riqueza para dar estabilidad a la economia. La inestabilidad está siendo el caldo de cultivo en el que los ricos se hacen mas ricos a costa de la sociedad en general.

Es una pelea que debemos dar, por tanto, dentro de una ofensiva radical contra la precariedad, la exclusión social y la discriminación por razones de género, procedencia o edad. Pero es una pelea que hay que dar desde los centros de trabajo; una apuesta radical por la creación de empleo de calidad que reclama una movilización general persistente y contundente.
La estrategia de la RTT en los términos que planteamos sólo va a ser posible, por tanto, desde la revitalización de la movilización social y sindical, como parte integrante de la ofensiva social y sindical de la Carta de los Derechos Sociales de EH.

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