Hay, y siempre ha existido, desde que el mundo es mundo, la necesidad de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Y, precisamente entre esas reclamas siempre ha estado la reducción de las horas de trabajo. También de ello habla la introducción de la Orden ICT/1238/2022, de 9 de diciembre, por la que se establecen las bases reguladoras de subvenciones para el impulso de la mejora de la productividad en pequeñas y medianas empresas industriales a través de proyectos piloto de reducción de la jornada laboral publicada en el BOE.
Esta recuerda, a fin y al cabo, cómo “a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, las jornadas laborales de 12 y 14 horas eran consideradas normales. El camino hacia la reducción de la jornada laboral no fue un camino fácil. Fue una conquista de los trabajadores y trabajadoras tras muchos esfuerzos y movilizaciones. En España, fue en 1919 cuando, tras una intensa huelga, se aprobó la jornada laboral máxima de 8 horas que hoy hemos normalizado”.