Iruñea. Local ESK. Sábado 17 de
noviembre de 2018. 9,15 a 13,15 horas. 13 personas asistentes (ninguna mujer).
Las
notas que van a continuación no son un informe de la reunión de Banatu
del 17 de noviembre. Un informe requeriría una redacción que intentara
abarcar todas o, cuanto menos, la mayoría de las
intervenciones realizadas durante las dos horas y media de la reunión
(media hora la dedicamos a desayunar). Mi objetivo no aspira a tanto,
sino que se va a ceñir a:
1)
incluir en tres anexos las notas previas a la reunión enviadas por mí
mismo y por Txema Berro, así como las lecturas recomendadas que propuse
en un correo electrónico enviado a Xabier días antes;
2)
recoger las ideas y debates que me han parecido más sugerentes, de cara a
poder seguir profundizando en este tema de la RBI y la RRTT; y,
3)
puntear las conclusiones a que llegué, en la propia reunión (las he
sacado de las notas que tomé en ella), así como posteriormente. Teniendo
en cuenta que estas notas las he escrito tres semanas
después de la fecha de celebración de la reunión y que mi memoria es
mala, seguro que me habré dejado en el tintero algunos temas que hubiera
interesado tomar en cuenta.
Anexo 1
Intervención inicial de Iñaki Uribarri
Lo que voy a exponer tendrá
dos partes: a) en la primera haré un repaso histórico-biográfico sobre
las ideas de la RBI y la RRTT en los últimos 35 años; lo plantearé de
forma bastante esquemática; b) la segunda se
referirá a las notas que pasé por correo electrónico para preparar esta
reunión, junto a la recomendación de textos que podían leerse.
Repaso histórico-biográfico
Comentar mi procedencia: mundo político (LCR-ETA VI, LKI, ZUTIK), mundo sindical (UGT, CC.OO., ESK), mundo de la lucha contra la pobreza y la exclusión social (TXIROEKIN BAT EGINIK, Gasteiz 1994, ARGILAN-ESK), relaciones con el mundo académico impulsor de la Asociación Red Renta Básica (participación como socio de la RRB desde su fundación, Barcelona 2001).
Creo que los 35 años sobre los que voy a echar una mirada, permiten establecer la existencia de tres etapas en las que se pueden analizar cómo ha evolucionado el pensamiento y la acción sindical y social sobre los temas de la RBI y la RRTT.
Comentar mi procedencia: mundo político (LCR-ETA VI, LKI, ZUTIK), mundo sindical (UGT, CC.OO., ESK), mundo de la lucha contra la pobreza y la exclusión social (TXIROEKIN BAT EGINIK, Gasteiz 1994, ARGILAN-ESK), relaciones con el mundo académico impulsor de la Asociación Red Renta Básica (participación como socio de la RRB desde su fundación, Barcelona 2001).
Creo que los 35 años sobre los que voy a echar una mirada, permiten establecer la existencia de tres etapas en las que se pueden analizar cómo ha evolucionado el pensamiento y la acción sindical y social sobre los temas de la RBI y la RRTT.
1ª etapa: final de la década de los ochenta del siglo pasado hasta el año 2000
· Esta
etapa está dominada, en cuanto a la acción sindical cotidiana, sobre
todo en los años ochenta y primeros noventa, por experiencias defensivas
de la RRTT,
como instrumento para evitar la pérdida de empleos.
· En
los años noventa del siglo pasado, se lee, por parte de la izquierda
política y sindical en que yo me ubico, a teóricos franceses del reparto
del trabajo como
André Gorz y Guy Aznar.
· Dos
ILP por una Carta de Derecho Sociales (en la CAV y en Nafarroa).
Presentadas, tras masivas recogidas de firmas (más de 83.000 en la CAV),
en los Parlamentos
respectivos en 1997 y votada como Ley, en la CAV, en el año 2000. Los
puntos centrales de estas ILP eran: la introducción de una RB para
acabar con la pobreza y la reducción de la jornada a 34 horas semanales
en la administración autonómica.
· En
Euskal Herria, la HG del 21 de mayo de 1998 por las 35 horas y el
Salario Social (una fórmula “no canónica” de RBI), marca el punto más
elevado, alcanzado
hasta ahora, dentro de la evolución de la acción sindical y social a
favor de una dinámica de trabajo ofensiva frente al capital y las
instituciones, que toma en consideración la confluencia de la lucha
contra la pobreza, a través de la implantación del Salario
Social y la defensa del empleo, mediante la reducción de la jornada y
el reparto del empleo.
2ª etapa: años 2000-2010
· Etapa fundacional de la RRB.
· En
esta década, la RBI llena todo el espacio de reflexión de quienes
defendemos esta idea. Son años de elaboración de los argumentos
normativos que justifican
que la RBI es una buena idea sobre la que soportar una política
económica capaz de acabar con la pobreza y hacernos avanzar en la
libertad republicana.
3ª etapa: actualidad
· Convivencia de las ideas de la RBI y la RRTT
· XIII
Simposio de la RB. Donostia, enero 2014. Ponencia de Lluis Torrens
Renta básica y redistribución del trabajo en Gipuzkoa.
· Lectura de los documentos incluidos en el monográfico Lan-harremanak (primer trimestre de 2016).
2) Notas pasadas para que las personas asistentes a la reunión
pudieran leerlas antes de la misma.
Lo
que punteo a continuación son temas de discusión que afectan al debate
que, desde mi punto de vista, deberíamos hacer para clarificar los
puntos fuertes y débiles que tienen las propuestas
de Renta Básica (RB) y la Reducción y Reparto del Tiempo de Trabajo
(RRTT), así como la convivencia entre ambas alternativas de política
económica. A la hora de exponer los temas a tratar, he preferido hacerlo
de forma que se resalten mis preferencias ante
cada tema. Posiblemente, así se suscitará más fácilmente la discusión.
1) Yo me apunto a la idea de que la RB y la
RRTT son, no sólo compatibles, sino dos políticas económicas complementarias.
- Esta
idea es muy mayoritaria entre la gente que conformamos la RRB, si bien
debemos asumir que, hasta no hace muchos años, nuestra preocupación por
el tema
de la RRTT era algo exterior a la preocupación por la implantación de
una RB. Nos ha llevado a reflexionar sobre ambas políticas como
sinérgicas, cuestiones como: el enorme impacto de destrucción de empleo
que ha tenido la Gran Recesión 2009-2013; los pronósticos
sobre la sustitución de empleo que provocará la robotización; las
simulaciones de financiación de la RB; los debates surgidos contra
los/as detractores de la RB provenientes del campo que defiende la
alternativa del Trabajo Garantizado (TG).
- El
hecho de que sean dos políticas económicas complementarias no implica
que la preferencia que se tenga ante cada una de ellas debe ser 50%-50%.
Cada una
debe ser analizada en sí misma, si bien en ambos casos, bajo similares
premisas. Se pueden utilizar las premisas ya clásicas de Wright: 1)
Deseabilidad. 2) Viabilidad. 3) Factibilidad.
2) Deseabilidad, Viabilidad y Factibilidad
de la RB y de la RRTT
a. Deseabilidad
- La
RB es más deseable que la RRTT en dos terrenos que considero
fundamentales: para combatir la pobreza y para avanzar en la libertad
republicana.
- Ver pág. 119, capítulo 8 del libro
Renta Básica Incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa:
La mayor ventaja de un escenario de reparto de trabajo y de plena
ocupación combinado con la renta básica y la creación adicional de
puestos de trabajo puede ser, a nuestro entender, una mayor
sostenibilidad social y política de la renta básica, más adaptada
al escenario futuro de falta de trabajo remunerado debido a la intensa
revolución digital en la que estamos inmersos. La estrategia de repartir
el (escaso) trabajo remunerado que va a haber en el futuro combinada
con la renta básica, que garantiza ingresos
mínimos, ayuda más a garantizar la cohesión social que no un sistema
dual donde una mayoría de trabajadores a jornada de 40 horas semanales
coexistan con amplias capas de población adulta sin empleo o subempleada
de manera involuntaria cobrando la renta básica.
- Tengo
algunas diferencias con cómo se trata la crítica a la cultura
trabajista en los documentos que he pasado. Soy partidario
de una posición más radical en cuanto a elevar el tono de esta crítica.
Concretamente me parece que es más acertado lo que se dice en la pág.
21 y siguientes del Gaiak de ESK sobre Renta Básica Incondicional. Lo
que me preocupa, partiendo de la idea de asumir
como complementarias las políticas de la RB y la RRTT, es cómo se puede
combatir la hegemonía de la cultura trabajista, muy mayoritaria y
enraizada socialmente, para que su convivencia con la RBI no resulte
perjudicial para esta.
b. Viabilidad
- En
cuanto a las condiciones de viabilidad que ofrecen los análisis
teóricos en que se soportan ambas políticas, no creo que haya
diferencias sustanciales.
Las dos tienen suficientes justificaciones para demostrar su
viabilidad, sobre todo su viabilidad financiera.
- Sobre
el papel, me parece que ofrece más evidencias de viabilidad en cuanto a
efectividad, una política de Renta Básica Incondicional, que una de
RRTT. Me
baso en que la primera comportaría una aplicación más rápida y con
resultados más contundentes en la lucha contra la pobreza y a favor de
la libertad republicana.
c. Factibilidad
- Entendiendo
por factibilidad la posibilidad de llevar a cabo cada una de las dos
políticas, tengo muchas dudas sobre cuál contaría con más ventajas de
partida:
· De
entrada, cabría pensar que la RRTT, conecta mejor con la cultura social
dominante basada en el trabajo remunerado, lo que favorecería contar
con mayorías sociales
que la pudieran impulsar. Sin embargo, si la RRTT se planteara como una
medida muy radical, que implicara además perder poder adquisitivo a
cambio de ganar tiempo de ocio, no es evidente que esas mayorías se
pudieran mantener.
· En
cuanto al papel de los sindicatos, en general, como agentes
fundamentales de una política de RRTT, no tengo claro que fueran un
factor de tracción si la medida
que se propugna es una reducción radical de la jornada asumiendo
pérdidas salariales.
- Según
datos demoscópicos y algunas experiencias piloto, la RBI cuenta con un
aval entre la ciudadanía que era impensable hace no muchos años. Incluso
los grandes
poderes económicos ya han echado sus cuentas y saben que esta política
sería financieramente viable. El problema es que representaría un cambio
del terreno de juego tan trascendental en términos de poder, que es
imposible contar con su apoyo. A lo que estamos
abocados, en este sentido, es a vernos confrontados/as a modelos que
aunque se llamen RBI, no sean tales.
- Tanto
con la RBI como con la RRTT, los avances en la factibilidad no llegarán
de la mano de procesos moleculares consistentes en la suma de
ciudadanía concienciada;
y tampoco, en la aparición de nuevos sujetos sociales y políticos que
se adhieran a estas políticas, sino de que las mismas entren con
rotundidad en el territorio de la política institucional. Que se hable
de ellas como políticas realistas y factibles, lo
que evidentemente exige que haya fuerzas políticas dispuestas a darles
la prioridad programática que, hasta el momento, no han tenido.
Anexo 2
Notas pasadas por Txema Berro:
Por el Reparto del Trabajo frente a la Renta Universal
El Reparto del Trabajo (RT) nace de una apuesta decrecentista, es una de sus consecuencias o concreciones.
No así la Renta
Universal (RU), que mantiene el tono de una reclamación creciente de
derechos, reclamación pensada en una sociedad de recursos también
crecientes. No empuja en una dirección decrecentista
sino de un capitalismo para todxs, que equivale a más capitalismo.
Es la dirección
en la que veníamos remando, social, sindical y políticamente, la
izquierda antes de la crisis, cuyo efecto fue una aceleración del
capitalismo, del productivismo-consumismo, que aceleró
en mucho el acercamiento a una situación de colapso, no o no solo del
capitalismo, sino de nuestro modelo de sociedad.
Nuestro modelo
social no es válido ni sostenible, y lo será menos cuanto más se
universalice. Tiene un nivel no pequeño de gasto superfluo -aun
admitiendo que la separación entre lo superfluo y lo necesario
no es nítida y también que la severidad de “lo necesario” puede restar
vida y alegría- con todo, incluyendo en lo necesario la necesidad de
aspectos superfluos, existe una barrera clara de delimitación: nadie
tiene derecho a lo que no tienen derecho lxs demás.
Tenemos derecho a las diferencias pero no a las desigualdades, máxime
cuando esas desigualdades se sitúan en la barrera de lo vitalmente
imprescindible.
La RU abunda en
lo reivindicativo garantista que solo puede soportarse en el avance del
capitalismo, no en su freno. Toda reivindicación económica en la
historia del movimiento obrero ha contribuido a
ese avance del capitalismo, aunque solo en algunas zonas geográficas.
En la actualidad ha hecho tope en sus posibilidades expansivas y se
enfrenta a un grave riesgo de implosión. La única reivindicación digna,
más todavía en nuestras sociedades en las que
hemos superado ampliamente el nivel de satisfacción de necesidades
básicas es la reivindicación de mayores cotas de igualdad.
La única razón
que otorga derechos a… tantas cosas es haber nacido en determinado lugar
y tiempo; ningún otro mérito, ninguna otra razón los sostiene.
Se podría asumir
perfectamente una RU compartida con Tanzania, o con Tanzania y
Madagascar, en función de lo que en justicia nos correspondiese. Lo
otro, la RU, no para todas las personas sino solo para
lxs ciudadanxs, abunda en la desigualdad y el capitalismo.
Se suele aducir a
favor de la RU que mejoraría las condiciones salariales y laborales de
los empleos. No es nada seguro. Las políticas de ayudas y subvenciones
no pueden nunca con el capitalismo necesariamente
voraz, más y más necesariamente cada día, y que ha desarrollado una
enorme capacidad de dominación.
Así por ejemplo,
las ayudas a la vivienda no facilitan el acceso a una vivienda decente
de quien carece de ella, sino que suponen una inyección de dinero al
mercado inmobiliario, dejando casi intacta esa
posibilidad. Esas ayudas públicas se entregan a los “pobres” para que
corran a entregárselas a los “ricos. Seguramente son necesarias en el
corto plazo, pero en absoluto modifican y en el medio plazo serán
insuficientes e inviables.
Igualmente la RU
no modificará las condiciones del empleo, más bien, si son no muy allá
consolidará las desigualdades de situaciones, y, si es de máximos
requiere quedar instalados en la Arcadia feliz
en la que nadie trabaja y las necesidades de bienes y servicios se
satisfaga por sí solas.
Personalmente
defiendo que el factor trabajo tiene un componente más allá de lo
económico, como contribución a la satisfacción de las necesidades humana
y como realización en él de capacidades, y eso,
pese a su carácter alienante actual. No parece que el actual ocio tenga
un carácter menos alienante.
En nuestras sociedades avanzadas, la mayoría social,
clasemediada,
nos consideramos, porque sí, sujetos de derechos. Por el contrario
ninguna situación social (sí las individuales y familiares) nos plantea
ninguna exigencia. Este es un rasgo
que se acentúa en la “izquierda”: defensa a ultranza de nuestros
derechos (sindicalmente solo de lxs trabajadorxs con derechos) y rechazo
rotundo a cualquier exigencia. Exacerbado individualismo (aunque a
veces grupal). La frase, por ejemplo, “que la crisis
la paguen los capitalistas”, mantenida a lo largo de toda la “crisis”
aun viendo su desarrollo real, es la declaración de nuestra voluntad de
pagar alguno de los platos rotos, sin que en nada nos importara que los
paguen, no los capitalistas, sino quienes
están en peor situación que nosotros.
Solo al
capitalismo, a su desarrollismo y competitividad, estamos dispuestos a
sacrificarle cesiones, en aras de sus amenazas o de sus promesas.
Esto hace que el
capitalismo lleve totalmente la iniciativa social y política,
Sencillamente no podemos hacerle la contra porque pensamos en
capitalismo, en desarrollismo (sin querer darnos cuenta de que
la productividad, el deterioro laboral y los incrementos de
desigualdades van en el mismo paquete). Esa iniciativa le permite al
capitalismo ser el que reparte el empleo, el que decreta las políticas
fiscales y sociales.
Una iniciativa
que no vamos a recuperar, demandando más capitalismo. Hace tiempo que la
reivindicación, en cuanto aspiración a más, ha contribuido a meternos
en el capitalismo, reduciendo así la capacidad
de antagonismo y lucha. Iniciativa que solo podríamos recuperar por una
apuesta de menos capitalismo y que saque, al menos parcialmente
nuestras vidas de su modelo de desarrollo. Es posible que no sea
suficiente para acaba con el capitalismo, pero por lo
menos podría frenarlo y aminorarlo.
Solo, también,
desde una apuesta por el reparto podríamos recomponer los niveles de
igualdad social, sin los cuales no podremos recuperar una necesaria
unidad que nos permita una nueva confrontación.
La razón que me
parece más poderosa para la opción por el RT frente a la RU es la
dependencia del Estado que su misma demanda, y más su consecución,
generaría, esperando que de él vengan las soluciones.
Aun en el caso de que pudiera conseguirse, la RU nos dejaría una
sociedad más fiada del Estado, más desactivada y dependiente; más sujeto
de derechos, con menor predisposición a contribuir. La RU, una RU de
cierto calado, vendría a ser como una especie de
nuevo pacto social, algo que el capitalismo actual no está en
condiciones de ofertar. Una RU de mínimos, que es de la que sectores
capitalistas y gubernamentales están hablando, dejaría una sociedad
perfectamente escindida.
El RT arranca de
una decisión personal, depende más de nosotrxs mismxs, de nuestra
predisposición al reparto, sin la cual es más que difícil creer en la
exigencia de reparto. Se trata de tomar nosotros
decisiones, de hacer, y de convertir nuestro hacer en demanda social y
política, lo que nos acercaría a métodos de actuación cercanos a la
objeción de conciencia o la desobediencia civil, de posibilidades mucho
mayores a la mera reivindicación. Es algo que
está mucho más en nuestras manos y que activa a quien lo ejercita, de
la misma forma que, a la inversa, la persona que mete horas extras queda
por eso solo desactivado.
Hay que prever,
además, que el actual escenario de crisis no va a ser algo pasajero,
sino condenado a repetirse y profundizarse, va a requerir una sociedad
capaz de irrumpir, de estar activa y de tomar
en sus manos el atajar los problemas que se plantean. Lo que avancemos
en la fase actual de la crisis en esa dirección de considerar que el
asunto nos incumbe y en la decisión por afrontarlos, será crucial en el
futuro. No se puede ni plantear la hipótesis
de que las salidas van a venir r los poderes económicos o políticos; no
van a tener posibilidades ni tampoco voluntad.
Notas posteriores a las anteriores enviadas por Txema en un nuevo correo electrónico
La
razón que me parece más poderosa para la opción por el RT frente a la
RU es la dependencia del Estado que su misma demanda, y más su
consecución, generaría,
esperando que de él vengan las soluciones. Aun en el caso de que
pudiera conseguirse, la RU nos dejaría una sociedad más fiada del
Estado, más desactivada y dependiente; más sujeto de derechos, con menor
predisposición a contribuir. La RU, una RU de cierto
calado, vendría a ser como una especie de nuevo pacto social, algo que
el capitalismo actual no está en condiciones de ofertar. Una RU de
mínimos, que es de la que sectores capitalistas y gubernamentales están
hablando, dejaría una sociedad perfectamente escindida.
La actual
izquierda sigue vinculada a la modernidad, el progresismo y el
estatismo, vínculo a mi entender a rechazar. Está ligado este rechazo a
la recuperación del sentido del límite, roto hoy por
una creencia desmedida en las capacidades humanas, y un desprecio a
otras fuerzas o leyes que también operan en el mundo y las sociedades.
Nos ha ocurrido anteriormente: en los principios de los 70, cuando
todavía éramos una sociedad próxima a la satisfacción
de las necesidades básicas, la reivindicación económica generaba
solidaridad y enfrentaba a la gente con el capitalismo. Posteriormente,
en una sociedad enriquecida, el efecto pasó a ser el contrario:
individualismo y adhesión al capitalismo; pero nosotrxs
no quisimos darnos cuenta, esa reivindicación era lo que aparentemente
nos mantenía y nos aportaba poder. Hoy con el estatismo puede estar
empezando a pasarnos lo mismo. El Estado, en nuestras sociedades, hasta
cierto punto puede ser un avance civilizatorio;
a partir de un cierto desarrollo el efecto es el contrario. Lo general y
distante acaba por matar lo concreto y cercano: si cumplo con mis
“obligaciones para con el Estado, ¿por qué tengo que ser solidario con
mi vecinx?
Lo decía bien Kropotkin: la absorción por el Estado de todas las
funciones sociales favoreció fatalmente el desarrollo de un
individualismo estrecho y desenfrenado. A medida que los deberes del
ciudadano con el Estado se multiplicaban, los ciudadanos, evidentemente,
se liberaban de los deberes hacia los otros”. Lo decía hace más de 100 años; la RU será un paso sin retorno en esta dirección.
El RT
arranca de una decisión personal, depende más de nosotrxs mismxs, de
nuestra predisposición al reparto, sin la cual es más que difícil creer
en la exigencia de reparto. Se trata de tomar nosotros
decisiones, de hacer, y de convertir nuestro hacer en demanda social y
política, lo que nos acercaría a métodos de actuación cercanos a la
objeción de conciencia o la desobediencia civil, de posibilidades mucho
mayores a la mera reivindicación. Es algo que
está mucho más en nuestras manos y que activa a quien lo ejercita, de
la misma forma que, a la inversa, la persona que mete horas extras queda
por eso solo desactivado.
Anexo 3
Hola Xabier.
Te
adjunto tres archivos: el GAIAK que publicamos ESK sobre la RB en
noviembre de 2016, con ocasión de la celebración en Bilbao del XVI
Simposio RB y los dos últimos monográficos de sinpermiso
sobre la RB. Los anteriores los pueden pillar, si les interesa, en la
Web de sinpermiso.
De los
tres archivos, quien los lea, puede seleccionar aquellos capítulos que
considere que le pueden aportar algo para el debate sobre Renta Básica y
Reducción y Reparto del Tiempo de Trabajo
(RB y RRTT) que haremos el sábado 17 de noviembre. Lo mínimo que se
debe leer de cada documento, creo que es lo siguiente:
-GAIAK RB de ESK, páginas 19 y 20 dedicadas a la crítica a la cultura trabajista.
-VI MONOGRÁFICO RB sinpermiso. Página 127: Empleo, reducción de jornada, fiscalidad, mercados, sindicatos, RB. Daniel Raventós y Lluís Torrens.
-Monográfico5_sinpermiso. Dos capítulos, parte 1, pág. 68 y parte 2, pág. 76. La garantía del tiempo libre: desempleo, robotización y reducción de la jornada laboral. Lluís Torrens y Eduardo González de Molina.
-GAIAK RB de ESK, páginas 19 y 20 dedicadas a la crítica a la cultura trabajista.
-VI MONOGRÁFICO RB sinpermiso. Página 127: Empleo, reducción de jornada, fiscalidad, mercados, sindicatos, RB. Daniel Raventós y Lluís Torrens.
-Monográfico5_sinpermiso. Dos capítulos, parte 1, pág. 68 y parte 2, pág. 76. La garantía del tiempo libre: desempleo, robotización y reducción de la jornada laboral. Lluís Torrens y Eduardo González de Molina.
No te puedo pasar ahora
mismo porque lo tengo que escanear, pero por si alguien ha comprado el
libro, merece la pena leerse el capítulo 8, pág. 113, La combinación de
renta básica y reparto del tiempo de trabajo.
El libro al que me refiero es Renta básica incondicional. Una propuesta
de financiación racional y justa. Jordi Arcarons, Daniel Raventós y
Lluís Torrens.
IDEAS Y DEBATES
Aunque yo tenía una preocupación, que explicité en mi intervención
inicial, acerca de que la jornada se polarizara entre los defensores de
la RBI y los de la RRTT, tal cosa no ocurrió. Repasando las notas que
tomé de todas las personas que intervinieron e intentando
agruparlas, me sale la siguiente clasificación:
1) Intervenciones de personas que tenían determinadas preguntas, dudas y críticas no invalidantes de la propuesta de RBI.
2) Críticas frente a la viabilidad de la RRTT planteadas por personas que provienen del mundo sindical.
En el
modelo de discusión que su utilizó en la reunión, yo conté con mucho más
tiempo para mis intervenciones que el resto de los asistentes, puesto
que, después de cada ronda de intervenciones, a
mí se me permitió hacer nuevas exposiciones de contestación. En lo que
va a continuación dejaré para el final mis contestaciones y no me
extenderé en ellas, sino que haré un punteo resumido de los temas que
traté. Lo mismo haré con el resto de las intervenciones.
1.-
Intervenciones de personas que tenían determinadas preguntas, dudas y críticas no invalidantes de la propuesta de RBI.
- ¿Qué pasa con la gente que no quiere trabajar y se conforma con percibir la RBI?
- El
concepto de la alienación del trabajo parece que, en el modelo de la
RBI, se sigue planteando desde una visión aristocrática (como la de
Aristóteles) que defiende el valor superior que tiene
no trabajar. ¿Por qué no se hace un esfuerzo a la hora de repensar
estos conceptos (trabajo, no trabajo, alienación) desde una visión de la
modernidad?
- Tanto la RBI como la RRTT tienen riesgos en cuanto a su universalidad.
- La RBI es
mucho más fácil que, si se termina implantando, genere una sociedad
dual. Esto no ocurriría con la implantación de la RRTT.
- No se ha
hablado en la exposición inicial de los paradigmas que están en la base
de políticas como las de la RBI y la RRTT. La RBI se basa en un
paradigma que promueve una mayor individualidad y
la RRTT una mayor colectivización.
- Una
visión de la pobreza que se pretenda combatir sólo a través de
garantizar un ingreso suficiente para llevar una vida digna (medida a
través del umbral de pobreza) es incapaz de abarcar todas
las dimensiones de lo que implica la pobreza.
- ¿La RBI
es individual o reproducirá el sometimiento de las mujeres a los hombres
propio de nuestras sociedades heteropatriarcales?
- Hay que
diferenciar correctamente cuando hablamos de la RBI, que no estamos
hablando de las rentas mínimas garantizadas existentes en Nafarroa y la
CAV.
- ¿Hay
modelos de RBI que no se basan sólo en la aportación de un ingreso
económico mensual, sino en la provisión de determinados servicios
básicos que garanticen la cobertura de las necesidades vitales?
- Iñaki ha
dicho en su exposición inicial que la mayoría de la ciudadanía está a
favor de la RBI, pero esto no se corresponde con resultados como el
referéndum suizo de la RB realizado el 5 de junio
de 2016, en el que la RB fue rechazada.
- Una RBI
de 650 € no garantiza la cobertura de necesidades de una persona para
sacarla de la pobreza. Con ese importe no se alcanza, en ocasiones ni el
pago de la vivienda.
- Si la RBI
debe alcanzar, por lo menos, el umbral de pobreza para garantizar que
es eficaz en el combate contra la pobreza, ¿no es lógico pensar que,
dada la existencia de distintos umbrales de pobreza
en las comunidades autónomas que conforman el Estado español, debería
haber prestaciones de distinto nivel de RBI en cada una de ellas?
- ¿Qué va a
pasar en el futuro con el empleo cuando siga implantándose la
robotización y qué se puede esperar, en este sentido, de la RBI?
- ¿Cómo pueden incidir en la implantación de políticas de RBI y de RRTT, los distintos enfoques ideológicos?
- Se ha
hablado poco de la crisis y, sobre todo de la crisis ecológica, cuando
se ha discutido sobre la implantación de políticas de RBI y/o de RRTT.
- ¿Por
qué Podemos ha dejado de defender la RBI cuando en las elecciones
europeas de 2014, en el primer momento de su surgimiento como fuerza
política, esta era una de sus propuestas programáticas
prioritarias?
- Hay que
desactivar las posiciones ideológicas neoliberales que defienden la RBI
para evitar que su implantación acabe resultando una nefasta política de
derechas.
2.- Críticas frente a
la viabilidad de la RRTT planteadas por personas que provienen del mundo sindical.
Hubo
varias intervenciones, de personas con experiencia en el mundo laboral y
sindical, que manifestaron su pesimismo acerca de que políticas de RRTT
pudieran implantarse. Se basaron
en argumentos de este tipo:
- La realidad que tenemos en los centros de trabajo es tan mala, en
cuanto a los valores que empapan a la gente trabajadora, que antes de
aceptar la reducción de la jornada para evitar despidos o asumir
trabajar menos reduciéndose los salarios, para conseguir
así más contrataciones, optan por las alternativas más individualistas.
De este modo, se oponen a las reducciones de jornada aunque sea a costa
de la imposición patronal de despidos; y se niegan a la reducción
salarial que acompañaría una reducción de jornada,
aunque ello se acompañe con el aumento de nuevas contrataciones.
- La gran mayoría de organizaciones sindicales no son sujetos de los
que se pueda esperar mucho a favor de políticas de RRTT. Son más parte
del problema que de la solución.
- Si no se desarrolla una línea de trabajo que incida en la
importancia de la autogestión, en el mundo laboral, es muy difícil que
iniciativas de RRTT puedan irse implantando.
- ¿Cuánta gente que de entrada es favorable a la RRTT estaría
dispuesta a disminuir su salario junto a la reducción de su jornada?
3.- Posiciones críticas radicales frente a la RBI y defensoras de la RRTT
Como las posiciones de Txema Berro están recogidas en sus notas del
Anexo 2, sólo puntearé aquí, las que se propusieron por parte de otras personas.
- No tenemos fuerza social para pensar en que se pueda implantar hoy
una RBI que no sea la que se propugna desde posiciones neoliberales.
Basta mirar que no existe, por ejemplo, la mínima capacidad para
incrementar la presión fiscal sobre el 10% más rico
de nuestra sociedad, cosa que sería necesaria para financiar una RBI
progresista. En este sentido, la implantación de ese tipo de RBI resulta
pura política ficción.
- La RBI que pudiera llegar de la mano del neoliberalismo implicaría
una derrota e iría destinada a generar una auténtica sociedad de
castas. Desde este punto de vista defender la alternativa de la RBI es
más un peligro que un avance social.
- El reparto del empleo tiene efectos positivos inmediatos, en tanto
la RBI es un futurible sobre el que no sabemos si se terminará
implantando y, sobre todo, qué modelo de RBI se implantará, el de
derechas o el de izquierdas.
4.- Punteo de mis respuestas a las intervenciones registradas en el debate y señaladas
anteriormente, así como de mis opiniones sobre las notas de Txema Berro
Primero me referiré a las intervenciones que ven compatibles las medidas
políticas de la RBI y la RRTT, si bien pueden inclinarse más por una
que por otra y, posteriormente señalaré los temas de desacuerdo fuerte
que tengo con las notas de Txema Berro.
4.1. Sobre los apartados de intervenciones 1 y 2
- La RBI es una medida de política económica destinada a combatir la
pobreza económica. Hay muchos argumentos, estudios demoscópicos y
experiencias piloto que demuestran que su implantación no generará
efectos negativos que lleven a disminuir la oferta de empleo
(es decir, un movimiento masivo de personas que se conformen con la
prestación de la RBI, una prestación de subsistencia, y que opten por no
trabajar remuneradamente). En cualquier caso, la RBI nunca puede tener
ninguna condicionalidad y menos aún la de exigir
una contraprestación en forma de empleo.
- Quienes
defendemos la RBI hemos repensado mucho, desde las claves de la
modernidad, los conceptos de trabajo y alienación. Para ver algunas
ideas que manejamos sobre la crítica a la cultura trabajista,
ofrecemos como lectura el Gaiak de ESK comentado en el
Anexo 3.
- La
universalidad nunca puede ser un riesgo cuando se asocia a medidas
políticas que pretenden actuar para garantizar derechos humanos
(universales en su esencia), como el derecho a la existencia
material. En este sentido, la universalidad de la RBI va de suyo. La
universalidad de la RRTT entra en otro territorio distinto. Creo que una
tendencia a universalizar una medida de este tipo es conveniente, pero
no la entiendo como un elemento de su propia
esencia, que es el caso de la RBI.
- Es verdad (ver documentos de lectura propuestos en
Anexo 3) que la RBI complementada con la RRTT ofrece más
garantías que una RBI como exclusiva medida de política económica para
combatir la pobreza, en el sentido de que no se puedan dar efectos de
dualidad social, con relación a personas que deseen
un empleo y no puedan acceder a él, debiendo conformarse sólo con tener
cubiertas sus necesidades básicas a través de una RBI.
- No me
convence el enfoque que pretende ligar, en el marco del sistema
capitalista en el que nos encontramos, y todavía menos de forma rígida,
las políticas económicas con determinados paradigmas
como el individualismo o la socialización o colectivismo. Es un empeño
desproporcionado impugnar una medida de política económica como la RBI,
porque no es capaz de combatir el individualismo o propugnar otra como
la RRTT porque ayuda a avanzar en la socialización.
Insisto: dentro del sistema capitalista en que vivimos, nuestros
objetivos a la hora de propugnar medidas de política económica deben ser
más limitados.
- La
pobreza que es capaz de combatir la RBI, acabando con ella si la
dotación de esta prestación está por encima del umbral de pobreza, es la
pobreza económica. Es sabido que la pobreza tiene más
derivaciones que el estrictamente económico, pero eso deberá entrar en
otras medidas de políticas sociales.
- La RBI al
ser individual, llegará a las mujeres igual que a los hombres. Esto no
significa que la implantación de la RBI garantice que las mujeres se
liberen, por su mera existencia, de las desigualdades
que les siguen afectando negativamente en las sociedades
heteropatriarcales dominadas por los hombres. Ver Gaiak de ESK citado en
Anexo 3.
- Es verdad
que conviene, cuando estemos hablando sobre la RBI ante gente con poco
conocimiento de este tema, hacer una explicación somera que sirva para
diferenciar la RBI de las rentas mínimas garantizadas
y condicionadas existentes en la CAV y Nafarroa. Sobre todo hay que
insistir en el carácter condicionado de estas prestaciones que, a pesar
de ser un derecho subjetivo, están sometidas a innumerables requisitos y
obligaciones, los cuales dejan fuera de su
posible acceso a miles de personas pobres.
- Hay
varios colectivos en el Estado español (Baladre es el más conocido) que
defienden un modelo distinto a la RBI que proponemos desde la Asociación
RRB. La llaman la
Renta Básica de los/as iguales. Además de que su propuesta parte
de dar a su modelo de RB una dinámica anticapitalista, la concretan en
una prestación que tiene dos dimensiones: una, consistente en un ingreso
económico mensual y otra, un conjunto de
servicios de carácter comunitario y con vocación de gestión
comunitaria. La primera de las dimensiones irá perdiendo fuerza, en el
futuro, y la segunda irá ampliando su campo de acción.
- Es
compatible que, en los estudios demoscópicos (encuestas), la mayoría se
muestre favorable a una RBI y, sin embargo, en referéndums como el de
Suiza de junio de 2016, la alternativa de una RB
sea derrotada, a pesar de conseguir un 22% de los votos. Es la brecha
de realidad que siempre separa los deseos de la realidad.
- La RB de
650 € que en su momento se utilizó para los estudios que hicieron
determinadas personas de la RRB (hoy sería superior porque también lo es
el umbral de pobreza que sirvió de referencia
a estos estudios), no incluían gastos de vivienda. Estos gastos se
daban por hecho que quedaban cubiertos a través de un derecho subjetivo a
la vivienda. Lo que ineludiblemente se debe exigir a la hora de
implantar un RBI es que su importe garantice que es
suficiente para acabar con la pobreza económica de todas las personas
del territorio en el que se ponga en marcha la RBI.
- Es una
contradicción real la que enfrenta la implantación de una medida de
política económica basada en la creación de un ingreso para varias
comunidades de un Estado (el caso del Reino de España),
cuyas diferencias de desarrollo, PIB, renta, etc., hace que sus
umbrales de pobreza sean muy distintos. Esto ya ocurre hoy en día en
España con todo tipo de datos macroeconómicos y, sin embargo, sus
prestaciones públicas mínimas y máximas (desempleo, pensiones,
etc.), así como índices referenciales fundamentales, como el SMI y el
IPREM, también son idénticos. Para acabar con la pobreza, tomando como
referencia los umbrales de pobreza de cada comunidad autónoma, la RBI a
implantar en cada comunidad debería ser distinta.
Sin embargo, tal actuación daría lugar a indudables agravios. La
realidad de las rentas mínimas garantizadas y condicionadas existentes
en las comunidades del Reino de España es que difieren mucho entre sí.
- Como se explica en los materiales de lectura aportados en el
Anexo 3, la RBI complementada con la RRTT, son medidas que se
prevén muy eficaces para hacer frente a una posible disminución del
empleo con el avance imparable de la robotización.
- La matriz
ideológica en la que se geste el modelo de RBI que termine
implantándose en una sociedad es clave para conocer si esa RBI es un
avance o un retroceso social. El debate nominalista (cómo
se denomine la nueva prestación pública que se cree) no sirve para
nada. Por lo menos para nada bueno, porque tenemos larga experiencia de
cómo la derecha arrebata el nombre de determinadas reivindicaciones
sociales progresistas, para cambiar radicalmente
su contenido (en la CAV y en Nafarroa, se nos arrebató, durante unos
años, el nombre de Renta Básica para llamar así a la renta mínima
condicionada). Lo fundamental, a la hora de orientarse bien en cuanto a
saber distinguir los modelo de RBI progresistas o
de izquierdas y neoliberales o de derechas, es fijarse en dos terrenos:
a) si mantienen o desmontan los servicios públicos y sociales
existentes (sanidad, educación, pensiones, desempleo, servicios
sociales…); y, b) si se financian a través de una reforma
fiscal que lleva a que la nueva RBI la paguen las personas más ricas,
lo que equivale a avanzar en la igualdad de las rentas, o se va por el
lado contrario.
- Visto
desde fuera de Podemos (yo no milito en esta formación política), mi
impresión es que en 2014, esta reivindicación fue tomada del movimiento
asambleario que estuvo en el origen de Podemos
(el 15 M). Posteriormente, en su elaboración programática de los
siguientes años, Podemos echó mano de asesores externos (y también
internos) que no eran favorables a esta medida de política económica.
Estos asesores, que resultaron increíblemente ignorantes
a la hora de analizar las potencialidades y la viabilidad financiera de
la RBI, se dejaron llevar por los tópicos contrarios a la RBI que
venían del pasado y prefirieron apostar por políticas clásicas ancladas
en la cultura del empleo. A pesar de que, desde
mi punto de vista, este fue un importante e innecesario retroceso
programático, la idea de la RBI no solo no ha sido desterrada del
ideario de Podemos, sino que ha ido extendiendo su implantación entre
las bases de la organización.
- Yo
comparto lo que se plantea en el apartado 2 sobre la RRTT, pero creo que
hay que ir un paso más allá. Esta medida de política económica necesita
un impulso exterior a los centros de trabajo para
que luego pueda ser desarrollada, con algunas garantías de éxito que
vayan más allá de lo que se marque legalmente en las reglamentaciones
que recojan la RRTT. Es decir, si no se quiere fracasar como hasta
ahora, dejando el protagonismo a una negociación colectiva
mortecina, incapaz de tomarse en serio la lucha por la RRTT, hay que
ampliar el foco de esta reivindicación llevándola a la acción social y a
las instituciones.
4.2.- Sobre el apartado 3
Las diferencias que tengo con las notas de Txema, recogidas en el
Anexo 2, son profundas. Yo diría que son, sobre todo, diferencias
de raíz filosófica o ideológica, para ir más allá de lo que podrían
considerarse diferencias políticas. Pondré dos ejemplos, tomados de sus
notas:
- No comparto el primer párrafo de la primera página:
Aunque es cierto que la Renta
Universal (RU), como él la llama, es una reclamación creciente de
derechos, no me parece justificado añadir, como él hace, las dos
apreciaciones siguientes: a) que es una reclamación pensada en una
sociedad de recursos también crecientes; y, b) que no empuja
en una dirección decrecentista sino de un capitalismo para todxs, que
equivale a más capitalismo.
Vayamos
por partes: 1) La RBI, como prefiero llamarla yo, es una reclamación
del derecho a la existencia, el cual se puede alcanzar mediante la
garantía por parte de las instituciones
públicas, de una prestación económica suficiente (no menor que el
umbral de pobreza), a cada persona residente en un determinado
territorio. 2) Se reclama así un nuevo derecho, es decir, un derecho que
no existe hasta ahora. 3) La reclamación de este derecho,
con carácter universal (para toda la población del territorio en
cuestión), no lleva consigo que la sociedad en la que dicha reclamación
se hace sea una sociedad de recursos crecientes. En realidad, esta
reclamación se sustanciaría a través de una simple redistribución
de los recursos existentes: quienes más recursos tengan en esa sociedad
traspasarán parte de ellos a quienes no llegan a tener los recursos que
se consideran necesarios para garantizar su derecho a la existencia. 4)
No entiendo por qué se afirma que un capitalismo
para todxs equivale a más capitalismo. Tampoco diré que equivale a
menos capitalismo, sino que equivale al mismo capitalismo. Para ser más
concreto diría que, si medimos el capitalismo realmente existente en un
territorio a través del PIB o de cualquier otro
índice macroeconómico similar, renta bruta, renta disponible (asumo los
problemas de usar este tipo de instrumentos de medida tan enfrentados a
visiones decrecentistas que comparto), lo que está en juego con la
implantación de una RBI, no es el incremento
de esos índices que miden si tenemos más o menos capitalismo, sino
exclusivamente el reparto del capitalismo existente.
- Estoy en desacuerdo con este párrafo tomado de las nuevas notas que envió Txema en un
posterior correo electrónico (ver
Anexo 2):
La razón que me parece más poderosa para la opción por el RT frente a la
RU es la dependencia del Estado que su misma demanda, y más su
consecución, generaría, esperando que de él vengan las soluciones. Aun
en el caso de que pudiera conseguirse, la RU nos dejaría
una sociedad más fiada del Estado, más desactivada y dependiente; más
sujeto de derechos, con menor predisposición a contribuir. La RU, una RU
de cierto calado, vendría a ser como una especie de nuevo pacto social,
algo que el capitalismo actual no está en
condiciones de ofertar. Una RU de mínimos, que es de la que sectores
capitalistas y gubernamentales están hablando, dejaría una sociedad
perfectamente escindida.
Como
en el punto anterior, vayamos por partes: 1) Dependemos del Estado para
cobrar las pensiones, las prestaciones del desempleo, múltiples
subsidios… Dependemos del Estado para
ejercitar nuestro derecho universal a la sanidad y a la enseñanza.
También dependemos del Estado para ejercer nuestro derecho a la justicia
(con todas las limitaciones que tan bien conocemos). Igualmente
dependemos de instituciones públicas, equivalentes al
Estado, en este sentido, para recibir los beneficios de los servicios
sociales. 2) Si la RU fuese una RBI como la que defendemos la Asociación
RRB (no, por supuesto, una RBI neoliberal), yo no tendría ningún
problema en depender del Estado para percibirla
mensualmente. Igual que no lo tengo para percibir, en dinero o en
especie, todo el listado de derechos que antes he citado. 3) Si
consiguiéramos que en una próxima reforma laboral el Estado Español
aceptara legislar una rebaja radical de la jornada de trabajo
combinada con una fórmula de creación de empleo, aunque fuera a cambio
de algunas subvenciones al mundo empresarial, yo, de entrada, no
pensaría que es una mala alternativa. Hasta ahora, en las dos últimas
décadas, como poco, los sindicatos no han conseguido,
al margen del Estado, a través de su autonomía en la negociación
colectiva, arrancar al capital reducciones de jornada que merezcan la
pena, y mucho menos, combinar esas reducciones del tiempo de trabajo con
la creación de empleo.
En los dos
ejemplos que acabo de poner, y a los que se podrían sumar otros ejemplos
similares entresacados de otros párrafos del texto, se puede comprobar
cuáles son esas diferencias de enfoque ideológico
o filosófico que me llevan al desacuerdo profundo con las notas de
Txema:
- A
la RBI, como medida de política económica, destinada a acabar con la
pobreza económica y conseguir avances en la igualdad de rentas y en la
libertad republicana,
no se le puede acusar de que ayuda al fortalecimiento del capitalismo.
Los argumentos que se proponen en este sentido son muy endebles. De
hecho, también se podrían aplicar a la RT que se propugna porque, en el
fondo, lo que late en todos los párrafos de las
notas es un pesimismo absoluto frente a la capacidad del capitalismo
para absorber y gestionar, según sus intereses, cualquier reivindicación
que se le enfrente.
- Otro
tanto cabe decir sobre la opinión de la relación entre la RBI y el
Estado. Si se parte de un planteamiento ideológico de que todo lo que
tiene que ver con el
Estado nos contamina, es evidente que nos quedamos sin alternativas
reivindicativas que puedan tener un impacto social apreciable. Solo
cabría plantearse actuar en los espacios a los que el Estado, y otras
instituciones, no llegan. Desconozco cuáles serían
esos espacios.
- Por
último, hay una visión de la dinámica decrecentista, como genuinamente
anticapitalista y, por tanto, la única a la que merecería la pena tomar
en consideración,
que me parece poco elaborada en lo que tiene que ver con las
reivindicaciones concretas que nos traemos entre manos. Tomemos la RT
(yo prefiero llamarla RRTT). No existe una dinámica decrecentista
objetivamente anticapitalista. En las propias notas Txema reconoce
que si se consigue reducir el tiempo de trabajo y el ocio liberado se
utiliza en modo capitalista, cosa perfectamente posible dada la
capacidad del sistema de absorber temporalmente todo lo que se le ponga
por delante, poco se habrá logrado.
CONCLUSIONES
No
tengo claro qué tipo de continuidad cabría intentar dar a la jornada
que llevamos a cabo el 17 de noviembre. A mí, personalmente, me interesa
seguir con el debate de la complementariedad
de la RBI y la RRTT. Sin embargo, soy consciente de que Banatu va a
mantenerse muy centrado en sus trabajos sobre la RRTT, trabajos en los
cuales introducir propuestas de RBI parece descartado.
En cuanto a
lo que podemos aportar desde la Asociación RRB al tema de la RRTT,
espero que, en la línea de las investigaciones llevadas a cabo sobre
todo por Lluís Torrens, se puedan seguir dando pasos
concretos.
Dejando de
lado lo anterior, es indudable que mantener el seguimiento de nuestras
publicaciones en Internet, será útil. A mí, hasta ahora, me lo ha sido.
Tampoco
está descartado, creo yo, que, tras la lectura de estas NOTAS mías sobre
la reunión del 17 de noviembre, podamos intercambiarnos comentarios y,
quizás, volver a darle otra vuelta a los temas
ya tratados. Si bien, en caso de hacerlo, tendríamos que avanzar
intercambiándonos nueva documentación.
Iñaki Uribarri. Gasteiz, 9 de diciembre de 2018
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