domingo, 13 de enero de 2019

NOTAS PERSONALES (Iñaki Uribarri) DE LA REUNIÓN DE BANATU SOBRE LA RENTA BÁSICA INCONDICIONAL (RBI) Y LA REDUCCIÓN Y REPARTO DEL TIEMPO DE TRABAJO (RRTT)

Iruñea. Local ESK. Sábado 17 de noviembre de 2018. 9,15 a 13,15 horas. 13 personas asistentes (ninguna mujer).

Las notas que van a continuación no son un informe de la reunión de Banatu del 17 de noviembre. Un informe requeriría una redacción que intentara abarcar todas o, cuanto menos, la mayoría de las intervenciones realizadas durante las dos horas y media de la reunión (media hora la dedicamos a desayunar). Mi objetivo no aspira a tanto, sino que se va a ceñir a:
1) incluir en tres anexos las notas previas a la reunión enviadas por mí mismo y por Txema Berro, así como las lecturas recomendadas que propuse en un correo electrónico enviado a Xabier días antes;
2) recoger las ideas y debates que me han parecido más sugerentes, de cara a poder seguir profundizando en este tema de la RBI y la RRTT; y,
3) puntear las conclusiones a que llegué, en la propia reunión (las he sacado de las notas que tomé en ella), así como posteriormente. Teniendo en cuenta que estas notas las he escrito tres semanas después de la fecha de celebración de la reunión y que mi memoria es mala, seguro que me habré dejado en el tintero algunos temas que hubiera interesado tomar en cuenta.


ANEXOS

Anexo 1
Intervención inicial de Iñaki Uribarri
Lo que voy a exponer tendrá dos partes: a) en la primera haré un repaso histórico-biográfico sobre las ideas de la RBI y la RRTT en los últimos 35 años; lo plantearé de forma bastante esquemática; b) la segunda se referirá a las notas que pasé por correo electrónico para preparar esta reunión, junto a la recomendación de textos que podían leerse.
     Repaso histórico-biográfico
   Comentar mi procedencia: mundo político (LCR-ETA VI, LKI, ZUTIK), mundo sindical (UGT, CC.OO., ESK), mundo de la lucha contra la pobreza y la exclusión social (TXIROEKIN BAT EGINIK, Gasteiz 1994, ARGILAN-ESK), relaciones con el mundo académico impulsor de la Asociación Red Renta Básica (participación como socio de la RRB desde su fundación, Barcelona 2001).
    Creo que los 35 años sobre los que voy a echar una mirada, permiten establecer la existencia de tres etapas en las que se pueden analizar cómo ha evolucionado el pensamiento y la acción sindical y social sobre los temas de la RBI y la RRTT.

1ª etapa: final de la década de los ochenta del siglo pasado hasta el año 2000
·     Esta etapa está dominada, en cuanto a la acción sindical cotidiana, sobre todo en los años ochenta y primeros noventa, por experiencias defensivas de la RRTT, como instrumento para evitar la pérdida de empleos.
·     En los años noventa del siglo pasado, se lee, por parte de la izquierda política y sindical en que yo me ubico, a teóricos franceses del reparto del trabajo como André Gorz y Guy Aznar.
·     Dos ILP por una Carta de Derecho Sociales (en la CAV y en Nafarroa). Presentadas, tras masivas recogidas de firmas (más de 83.000 en la CAV), en los Parlamentos respectivos en 1997 y votada como Ley, en la CAV, en el año 2000. Los puntos centrales de estas ILP eran: la introducción de una RB para acabar con la pobreza y la reducción de la jornada a 34 horas semanales en la administración autonómica.
·     En Euskal Herria, la HG del 21 de mayo de 1998 por las 35 horas y el Salario Social (una fórmula “no canónica” de RBI), marca el punto más elevado, alcanzado hasta ahora, dentro de la evolución de la acción sindical y social a favor de una dinámica de trabajo ofensiva frente al capital y las instituciones, que toma en consideración la confluencia de la lucha contra la pobreza, a través de la implantación del Salario Social y la defensa del empleo, mediante la reducción de la jornada y el reparto del empleo.

2ª etapa: años 2000-2010
·     Etapa fundacional de la RRB.
·     En esta década, la RBI llena todo el espacio de reflexión de quienes defendemos esta idea. Son años de elaboración de los argumentos normativos que justifican que la RBI es una buena idea sobre la que soportar una política económica capaz de acabar con la pobreza y hacernos avanzar en la libertad republicana.

3ª etapa: actualidad
·     Convivencia de las ideas de la RBI y la RRTT
·     XIII Simposio de la RB. Donostia, enero 2014. Ponencia de Lluis Torrens Renta básica y redistribución del trabajo en Gipuzkoa.
·     Lectura de los documentos incluidos en el monográfico Lan-harremanak (primer trimestre de 2016).

   2)     Notas pasadas para que las personas asistentes a la reunión pudieran leerlas antes de la misma.
Lo que punteo a continuación son temas de discusión que afectan al debate que, desde mi punto de vista, deberíamos hacer para clarificar los puntos fuertes y débiles que tienen las propuestas de Renta Básica (RB) y la Reducción y Reparto del Tiempo de Trabajo (RRTT), así como la convivencia entre ambas alternativas de política económica. A la hora de exponer los temas a tratar, he preferido hacerlo de forma que se resalten mis preferencias ante cada tema. Posiblemente, así se suscitará más fácilmente la discusión.

1)     Yo me apunto a la idea de que la RB y la RRTT son, no sólo compatibles, sino dos políticas económicas complementarias.
-    Esta idea es muy mayoritaria entre la gente que conformamos la RRB, si bien debemos asumir que, hasta no hace muchos años, nuestra preocupación por el  tema de la RRTT era algo exterior a la preocupación por la implantación de una RB. Nos ha llevado a reflexionar sobre ambas políticas como sinérgicas, cuestiones como: el enorme impacto de destrucción de empleo que ha tenido la Gran Recesión 2009-2013; los pronósticos sobre la sustitución de empleo que provocará la robotización; las simulaciones de financiación de la RB; los debates surgidos contra los/as detractores de la RB provenientes del campo que defiende la alternativa del Trabajo Garantizado (TG).
-   El hecho de que sean dos políticas económicas complementarias no implica que la preferencia que se tenga ante cada una de ellas debe ser 50%-50%. Cada una debe ser analizada en sí misma, si bien en ambos casos, bajo similares premisas. Se pueden utilizar las premisas ya clásicas de Wright: 1) Deseabilidad. 2) Viabilidad. 3) Factibilidad.

2)     Deseabilidad, Viabilidad y Factibilidad de la RB y de la RRTT
a.     Deseabilidad
-   La RB es más deseable que la RRTT en dos terrenos que considero fundamentales: para combatir la pobreza y para avanzar en la libertad republicana.
-    Ver pág. 119, capítulo 8 del libro Renta Básica Incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa: La mayor ventaja de un escenario de reparto de trabajo y de plena ocupación combinado con la renta básica y la creación adicional de puestos de trabajo puede ser, a nuestro entender, una mayor sostenibilidad social y política de la renta básica, más adaptada al escenario futuro de falta de trabajo remunerado debido a la intensa revolución digital en la que estamos inmersos. La estrategia de repartir el (escaso) trabajo remunerado que va a haber en el futuro combinada con la renta básica, que garantiza ingresos mínimos, ayuda más a garantizar la cohesión social que no un sistema dual donde una mayoría de trabajadores a jornada de 40 horas semanales coexistan con amplias capas de población adulta sin empleo o subempleada de manera involuntaria cobrando la renta básica.
-   Tengo algunas diferencias con cómo se trata la crítica a la cultura trabajista en los documentos que he pasado. Soy partidario de una posición más radical en cuanto a elevar el tono de esta crítica. Concretamente me parece que es más acertado lo que se dice en la pág. 21 y siguientes del Gaiak de ESK sobre Renta Básica Incondicional. Lo que me preocupa, partiendo de la idea de asumir como complementarias las políticas de la RB y la RRTT, es cómo se puede combatir la hegemonía de la cultura trabajista, muy mayoritaria y enraizada socialmente, para que su convivencia con la RBI no resulte perjudicial para esta.

b.     Viabilidad
-   En cuanto a las condiciones de viabilidad que ofrecen los análisis teóricos en que se soportan ambas políticas, no creo que haya diferencias sustanciales. Las dos tienen suficientes justificaciones para demostrar su viabilidad, sobre todo su viabilidad financiera.
-    Sobre el papel, me parece que ofrece más evidencias de viabilidad en cuanto a efectividad, una política de Renta Básica Incondicional, que una de RRTT. Me baso en que la primera comportaría una aplicación más rápida y con resultados más contundentes en la lucha contra la pobreza y a favor de la libertad republicana.

c.     Factibilidad
-    Entendiendo por factibilidad la posibilidad de llevar a cabo cada una de las dos políticas, tengo muchas dudas sobre cuál contaría con más ventajas de partida:
·     De entrada, cabría pensar que la RRTT, conecta mejor con la cultura social dominante basada en el trabajo remunerado, lo que favorecería contar con mayorías sociales que la pudieran impulsar. Sin embargo, si la RRTT se planteara como una medida muy radical, que implicara además perder poder adquisitivo a cambio de ganar tiempo de ocio, no es evidente que esas mayorías se pudieran mantener.
·     En cuanto al papel de los sindicatos, en general, como agentes fundamentales de una política de RRTT, no tengo claro que fueran un factor de tracción si la medida que se propugna es una reducción radical de la jornada asumiendo pérdidas salariales.
-    Según datos demoscópicos y algunas experiencias piloto, la RBI cuenta con un aval entre la ciudadanía que era impensable hace no muchos años. Incluso los grandes poderes económicos ya han echado sus cuentas y saben que esta política sería financieramente viable. El problema es que representaría un cambio del terreno de juego tan trascendental en términos de poder, que es imposible contar con su apoyo. A lo que estamos abocados, en este sentido, es a vernos confrontados/as a modelos que aunque se llamen RBI, no sean tales.
-    Tanto con la RBI como con la RRTT, los avances en la factibilidad no llegarán de la mano de procesos moleculares consistentes en la suma de ciudadanía concienciada; y tampoco, en la aparición de nuevos sujetos sociales y políticos que se adhieran a estas políticas, sino de que las mismas entren con rotundidad en el territorio de la política institucional. Que se hable de ellas como políticas realistas y factibles, lo que evidentemente exige que haya fuerzas políticas dispuestas a darles la prioridad programática que, hasta el momento, no han tenido.

Anexo 2
Notas pasadas por Txema Berro: Por el Reparto del Trabajo frente a la Renta Universal
El Reparto del Trabajo (RT) nace de una apuesta decrecentista, es una de sus consecuencias o concreciones.

No así la Renta Universal (RU), que mantiene el tono de una reclamación creciente de derechos, reclamación pensada en una sociedad de recursos también crecientes. No empuja en una dirección decrecentista sino de un capitalismo para todxs, que equivale a más capitalismo.
Es la dirección en la que veníamos remando, social, sindical y políticamente, la izquierda antes de la crisis, cuyo efecto fue una aceleración del capitalismo, del productivismo-consumismo, que aceleró en mucho el acercamiento a una situación de colapso, no o no solo del capitalismo, sino de nuestro modelo de sociedad.

Nuestro modelo social no es válido ni sostenible, y lo será menos cuanto más se universalice. Tiene un nivel no pequeño de gasto superfluo -aun admitiendo que la separación entre lo superfluo y lo necesario no es nítida y también que la severidad de “lo necesario” puede restar vida y alegría- con todo, incluyendo en lo necesario la necesidad de aspectos superfluos, existe una barrera clara de delimitación: nadie tiene derecho a lo que no tienen derecho lxs demás. Tenemos derecho a las diferencias pero no a las desigualdades, máxime cuando esas desigualdades se sitúan en la barrera de lo vitalmente imprescindible.

La RU abunda en lo reivindicativo garantista que solo puede soportarse en el avance del capitalismo, no en su freno. Toda reivindicación económica en la historia del movimiento obrero ha contribuido a ese avance del capitalismo, aunque solo en algunas zonas geográficas. En la actualidad ha hecho tope en sus posibilidades expansivas y se enfrenta a un grave riesgo de implosión. La única reivindicación digna, más todavía en nuestras sociedades en las que hemos superado ampliamente el nivel de satisfacción de necesidades básicas es la reivindicación de mayores cotas de igualdad.

La única razón que otorga derechos a… tantas cosas es haber nacido en determinado lugar y tiempo; ningún otro mérito, ninguna otra razón los sostiene.

Se podría asumir perfectamente una RU compartida con Tanzania, o con Tanzania y Madagascar, en función de lo que en justicia nos correspondiese. Lo otro, la RU, no para todas las personas sino solo para lxs ciudadanxs, abunda en la desigualdad y el capitalismo.

Se suele aducir a favor de la RU que mejoraría las condiciones salariales y laborales de los empleos. No es nada seguro. Las políticas de ayudas y subvenciones no pueden nunca con el capitalismo necesariamente voraz, más y más necesariamente cada día, y que ha desarrollado una enorme capacidad de dominación.

Así por ejemplo, las ayudas a la vivienda no facilitan el acceso a una vivienda decente de quien carece de ella, sino que suponen una inyección de dinero al mercado inmobiliario, dejando casi intacta esa posibilidad. Esas ayudas públicas se entregan a los “pobres” para que corran a entregárselas a los “ricos. Seguramente son necesarias en el corto plazo, pero en absoluto modifican  y en el medio plazo serán insuficientes e inviables.

Igualmente la RU no modificará las condiciones del empleo, más bien, si son no muy allá consolidará las desigualdades de situaciones, y, si es de máximos requiere quedar instalados en la Arcadia feliz en la que nadie trabaja y las necesidades de bienes y servicios se satisfaga por sí solas.

Personalmente defiendo que el factor trabajo tiene un componente más allá de lo económico, como contribución a la satisfacción de las necesidades humana y como realización en él de capacidades, y eso, pese a su carácter alienante actual. No parece que el actual ocio tenga un carácter menos alienante.

En nuestras sociedades avanzadas, la mayoría social, clasemediada, nos consideramos, porque sí, sujetos de derechos. Por el contrario ninguna situación social (sí las individuales y familiares) nos plantea ninguna exigencia. Este es un rasgo que se acentúa en la “izquierda”: defensa a ultranza de nuestros derechos (sindicalmente solo de lxs trabajadorxs con derechos) y rechazo rotundo a cualquier exigencia. Exacerbado individualismo (aunque a veces grupal). La frase, por ejemplo, “que la crisis la paguen los capitalistas”, mantenida a lo largo de toda la “crisis” aun viendo su desarrollo real, es la declaración de nuestra voluntad de pagar alguno de los platos rotos, sin que en nada nos importara que los paguen, no los capitalistas, sino quienes están en peor situación que nosotros.

Solo al capitalismo, a su desarrollismo y competitividad, estamos dispuestos a sacrificarle cesiones, en aras de sus amenazas o de sus promesas.

Esto hace que el capitalismo lleve totalmente la iniciativa social y política, Sencillamente no podemos hacerle la contra porque pensamos en capitalismo, en desarrollismo (sin querer darnos cuenta de que la productividad, el deterioro laboral y los incrementos de desigualdades van en el mismo paquete). Esa iniciativa le permite al capitalismo ser el que reparte el empleo, el que decreta las políticas fiscales y sociales.

Una iniciativa que no vamos a recuperar, demandando más capitalismo. Hace tiempo que la reivindicación, en cuanto aspiración a más, ha contribuido a meternos en el capitalismo, reduciendo así la capacidad de antagonismo y lucha. Iniciativa que solo podríamos recuperar por una apuesta de menos capitalismo y que saque, al menos parcialmente nuestras vidas  de su modelo de desarrollo. Es posible que no sea suficiente para acaba con el capitalismo, pero por lo menos podría frenarlo y aminorarlo.

Solo, también, desde una apuesta por el reparto podríamos recomponer los niveles de igualdad social, sin los cuales no podremos recuperar una necesaria unidad que nos permita una nueva confrontación.

La razón que me parece más poderosa para la opción por el RT frente a la RU es la dependencia del Estado que su misma demanda, y más su consecución, generaría, esperando que de él vengan las soluciones. Aun en el caso de que pudiera conseguirse, la RU nos dejaría una sociedad más fiada del Estado, más desactivada y dependiente; más sujeto de derechos, con menor predisposición a contribuir. La RU, una RU de cierto calado, vendría a ser como una especie de nuevo pacto social, algo que el capitalismo actual no está en condiciones de ofertar. Una RU de mínimos, que es de la que sectores capitalistas y gubernamentales están hablando, dejaría una sociedad perfectamente escindida.

El RT arranca de una decisión personal, depende más de nosotrxs mismxs, de nuestra predisposición al reparto, sin la cual es más que difícil creer en la exigencia de reparto. Se trata de tomar nosotros decisiones, de hacer, y de convertir nuestro hacer en demanda social y política, lo que nos acercaría a métodos de actuación cercanos a la objeción de conciencia o la desobediencia civil, de posibilidades mucho mayores a la mera reivindicación. Es algo que está mucho más en nuestras manos y que activa a quien lo ejercita, de la misma forma que, a la inversa, la persona que mete horas extras queda por eso solo desactivado.

Hay que prever, además, que el actual escenario de crisis no va a ser algo pasajero, sino condenado a repetirse y profundizarse, va a requerir una sociedad capaz de irrumpir, de estar activa y de tomar en sus manos el atajar los problemas que se plantean. Lo que avancemos en la fase actual de la crisis en esa dirección  de considerar que el asunto nos incumbe y en la decisión por afrontarlos, será crucial en el futuro. No se puede ni plantear la hipótesis de que las salidas van a venir r los poderes económicos o políticos; no van a tener posibilidades ni tampoco voluntad.

Notas posteriores a las anteriores enviadas por Txema en un nuevo correo electrónico
La razón que me parece más poderosa para la opción por el RT frente a la RU es la dependencia del Estado que su misma demanda, y más su consecución, generaría, esperando que de él vengan las soluciones. Aun en el caso de que pudiera conseguirse, la RU nos dejaría una sociedad más fiada del Estado, más desactivada y dependiente; más sujeto de derechos, con menor predisposición a contribuir. La RU, una RU de cierto calado, vendría a ser como una especie de nuevo pacto social, algo que el capitalismo actual no está en condiciones de ofertar. Una RU de mínimos, que es de la que sectores capitalistas y gubernamentales están hablando, dejaría una sociedad perfectamente escindida.
La actual izquierda sigue vinculada a la modernidad, el progresismo y el estatismo, vínculo a mi entender a rechazar. Está ligado este rechazo a la recuperación del sentido del límite, roto hoy por una creencia desmedida en las capacidades humanas, y un desprecio a otras fuerzas o leyes que también operan en el mundo y las sociedades. Nos ha ocurrido anteriormente: en los principios de los 70, cuando todavía éramos una sociedad próxima a la satisfacción de las necesidades básicas, la reivindicación económica generaba solidaridad y enfrentaba a la gente con el capitalismo. Posteriormente, en una sociedad enriquecida, el efecto pasó a ser el contrario: individualismo y adhesión al capitalismo; pero nosotrxs no quisimos darnos cuenta, esa reivindicación era lo que aparentemente nos mantenía y nos aportaba poder. Hoy con el estatismo puede estar empezando a pasarnos lo mismo. El Estado, en nuestras sociedades, hasta cierto punto puede ser un avance civilizatorio; a partir de un cierto desarrollo el efecto es el contrario. Lo general y distante acaba por matar lo concreto y cercano: si cumplo con mis “obligaciones para con el Estado, ¿por qué tengo que ser solidario con mi vecinx? Lo decía bien Kropotkin: la absorción por el Estado de todas las funciones sociales favoreció fatalmente el desarrollo de un individualismo estrecho y desenfrenado. A medida que los deberes del ciudadano con el Estado se multiplicaban, los ciudadanos, evidentemente, se liberaban de los deberes hacia los otros”. Lo decía hace más de 100 años; la RU será un paso sin retorno en esta dirección.
El RT arranca de una decisión personal, depende más de nosotrxs mismxs, de nuestra predisposición al reparto, sin la cual es más que difícil creer en la exigencia de reparto. Se trata de tomar nosotros decisiones, de hacer, y de convertir nuestro hacer en demanda social y política, lo que nos acercaría a métodos de actuación cercanos a la objeción de conciencia o la desobediencia civil, de posibilidades mucho mayores a la mera reivindicación. Es algo que está mucho más en nuestras manos y que activa a quien lo ejercita, de la misma forma que, a la inversa, la persona que mete horas extras queda por eso solo desactivado.
Anexo 3
Hola Xabier.
Te adjunto tres archivos: el GAIAK que publicamos ESK sobre la RB en noviembre de 2016, con ocasión de la celebración en Bilbao del XVI Simposio RB y los dos últimos monográficos de sinpermiso sobre la RB. Los anteriores los pueden pillar, si les interesa, en la Web de sinpermiso.
De los tres archivos, quien los lea, puede seleccionar aquellos capítulos que considere que le pueden aportar algo para el debate sobre Renta Básica y Reducción y Reparto del Tiempo de Trabajo (RB y RRTT) que haremos el sábado 17 de noviembre. Lo mínimo que se debe leer de cada documento, creo que es lo siguiente:
-GAIAK RB de ESK, páginas 19 y 20 dedicadas a la crítica a la cultura trabajista.
-VI MONOGRÁFICO RB sinpermiso. Página 127: Empleo, reducción de jornada, fiscalidad, mercados, sindicatos, RB. Daniel Raventós y Lluís Torrens.
-Monográfico5_sinpermiso. Dos capítulos, parte 1, pág. 68 y parte 2, pág. 76. La garantía del tiempo libre: desempleo, robotización y reducción de la jornada laboral. Lluís Torrens y Eduardo González de Molina.
No te puedo pasar ahora mismo porque lo tengo que escanear, pero por si alguien ha comprado el libro, merece la pena leerse el capítulo 8, pág. 113, La combinación de renta básica y reparto del tiempo de trabajo. El libro al que me refiero es Renta básica incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa. Jordi Arcarons, Daniel Raventós y Lluís Torrens.
IDEAS Y DEBATES
Aunque yo tenía una preocupación, que explicité en mi intervención inicial, acerca de que la jornada se polarizara entre los defensores de la RBI y los de la RRTT, tal cosa no ocurrió. Repasando las notas que tomé de todas las personas que intervinieron e intentando agruparlas, me sale la siguiente clasificación:
1)     Intervenciones de personas que tenían determinadas preguntas, dudas y críticas no invalidantes de la propuesta de RBI.
2)     Críticas frente a la viabilidad de la RRTT planteadas por personas que provienen del mundo sindical.
3)     Posiciones críticas radicales contra la RBI y defensoras de la RRTT.
En el modelo de discusión que su utilizó en la reunión, yo conté con mucho más tiempo para mis intervenciones que el resto de los asistentes, puesto que, después de cada ronda de intervenciones, a mí se me permitió hacer nuevas exposiciones de contestación. En lo que va a continuación dejaré para el final mis contestaciones y no me extenderé en ellas, sino que haré un punteo resumido de los temas que traté. Lo mismo haré con el resto de las intervenciones.
1.- Intervenciones de personas que tenían determinadas preguntas, dudas y críticas no invalidantes de la propuesta de RBI.
- ¿Qué pasa con la gente que no quiere trabajar y se conforma con percibir la RBI?
- El concepto de la alienación del trabajo parece que, en el modelo de la RBI, se sigue planteando desde una visión aristocrática (como la de Aristóteles) que defiende el valor superior que tiene no trabajar. ¿Por qué no se hace un esfuerzo a la hora de repensar estos conceptos (trabajo, no trabajo, alienación) desde una visión de la modernidad?
- Tanto la RBI como la RRTT tienen riesgos en cuanto a su universalidad.
- La RBI es mucho más fácil que, si se termina implantando, genere una sociedad dual. Esto no ocurriría con la implantación de la RRTT.
- No se ha hablado en la exposición inicial de los paradigmas que están en la base de políticas como las de la RBI y la RRTT. La RBI se basa en un paradigma que promueve una mayor individualidad y la RRTT una mayor colectivización.
- Una visión de la pobreza que se pretenda combatir sólo a través de garantizar un ingreso suficiente para llevar una vida digna (medida a través del umbral de pobreza) es incapaz de abarcar todas las dimensiones de lo que implica la pobreza.
- ¿La RBI es individual o reproducirá el sometimiento de las mujeres a los hombres propio de nuestras sociedades heteropatriarcales?
- Hay que diferenciar correctamente cuando hablamos de la RBI, que no estamos hablando de las rentas mínimas garantizadas existentes en Nafarroa y la CAV.
- ¿Hay modelos de RBI que no se basan sólo en la aportación de un ingreso económico mensual, sino en la provisión de determinados servicios básicos que garanticen la cobertura de las necesidades vitales?
- Iñaki ha dicho en su exposición inicial que la mayoría de la ciudadanía está a favor de la RBI, pero esto no se corresponde con resultados como el referéndum suizo de la RB realizado el 5 de junio de 2016, en el que la RB fue rechazada.
- Una RBI de 650 € no garantiza la cobertura de necesidades de una persona para sacarla de la pobreza. Con ese importe no se alcanza, en ocasiones ni el pago de la vivienda.
- Si la RBI debe alcanzar, por lo menos, el umbral de pobreza para garantizar que es eficaz en el combate contra la pobreza, ¿no es lógico pensar que, dada la existencia de distintos umbrales de pobreza en las comunidades autónomas que conforman el Estado español, debería haber prestaciones de distinto nivel de RBI en cada una de ellas?
- ¿Qué va a pasar en el futuro con el empleo cuando siga implantándose la robotización y qué se puede esperar, en este sentido, de la RBI?
- ¿Cómo pueden incidir en la implantación de políticas de RBI y de RRTT, los distintos enfoques ideológicos?
- Se ha hablado poco de la crisis y, sobre todo de la crisis ecológica, cuando se ha discutido sobre la implantación de políticas de RBI y/o de RRTT.
- ¿Por qué Podemos ha dejado de defender la RBI cuando en las elecciones europeas de 2014, en el primer momento de su surgimiento como fuerza política, esta era una de sus propuestas programáticas prioritarias?
- Hay que desactivar las posiciones ideológicas neoliberales que defienden la RBI para evitar que su implantación acabe resultando una nefasta política de derechas.
2.- Críticas frente a la viabilidad de la RRTT planteadas por personas que provienen del mundo sindical.
Hubo varias intervenciones, de personas con experiencia en el mundo laboral y sindical, que manifestaron su pesimismo acerca de que políticas de RRTT pudieran implantarse. Se basaron en argumentos de este tipo:
-     La realidad que tenemos en los centros de trabajo es tan mala, en cuanto a los valores que empapan a la gente trabajadora, que antes de aceptar la reducción de la jornada para evitar despidos o asumir trabajar menos reduciéndose los salarios, para conseguir así más contrataciones, optan por las alternativas más individualistas. De este modo, se oponen a las reducciones de jornada aunque sea a costa de la imposición patronal de despidos; y se niegan a la reducción salarial que acompañaría una reducción de jornada, aunque ello se acompañe con el aumento de nuevas contrataciones.
-     La gran mayoría de organizaciones sindicales no son sujetos de los que se pueda esperar mucho a favor de políticas de RRTT. Son más parte del problema que de la solución.
-     Si no se desarrolla una línea de trabajo que incida en la importancia de la autogestión, en el mundo laboral, es muy difícil que iniciativas de RRTT puedan irse implantando.
-     ¿Cuánta gente que de entrada es favorable a la RRTT estaría dispuesta a disminuir su salario junto a la reducción de su jornada?
3.- Posiciones críticas radicales frente a la RBI y defensoras de la RRTT
Como las posiciones de Txema Berro están recogidas en sus notas del Anexo 2, sólo puntearé aquí, las que se propusieron por parte de otras personas.
-     No tenemos fuerza social para pensar en que se pueda implantar hoy una RBI que no sea la que se propugna desde posiciones neoliberales. Basta mirar que no existe, por ejemplo, la mínima capacidad para incrementar la presión fiscal sobre el 10% más rico de nuestra sociedad, cosa que sería necesaria para financiar una RBI progresista. En este sentido, la implantación de ese tipo de RBI resulta pura política ficción.
-     La RBI que pudiera llegar de la mano del neoliberalismo implicaría una derrota e iría destinada a generar una auténtica sociedad de castas. Desde este punto de vista defender la alternativa de la RBI es más un peligro que un avance social.
-     El reparto del empleo tiene efectos positivos inmediatos, en tanto la RBI es un futurible sobre el que no sabemos si se terminará implantando y, sobre todo, qué modelo de RBI se implantará, el de derechas o el de izquierdas.
4.- Punteo de mis respuestas a las intervenciones registradas en el debate y señaladas anteriormente, así como de mis opiniones sobre las notas de Txema Berro
Primero me referiré a las intervenciones que ven compatibles las medidas políticas de la RBI y la RRTT, si bien pueden inclinarse más por una que por otra y, posteriormente señalaré los temas de desacuerdo fuerte que tengo con las notas de Txema Berro.
4.1. Sobre los apartados de intervenciones 1 y 2
- La RBI es una medida de política económica destinada a combatir la pobreza económica. Hay muchos argumentos, estudios demoscópicos y experiencias piloto que demuestran que su implantación no generará efectos negativos que lleven a disminuir la oferta de empleo (es decir, un movimiento masivo de personas que se conformen con la prestación de la RBI, una prestación de subsistencia, y que opten por no trabajar remuneradamente). En cualquier caso, la RBI nunca puede tener ninguna condicionalidad y menos aún la de exigir una contraprestación en forma de empleo.
- Quienes defendemos la RBI hemos repensado mucho, desde las claves de la modernidad, los conceptos de trabajo y alienación. Para ver algunas ideas que manejamos sobre la crítica a la cultura trabajista, ofrecemos como lectura el Gaiak de ESK comentado en el Anexo 3.
- La universalidad nunca puede ser un riesgo cuando se asocia a medidas políticas que pretenden actuar para garantizar derechos humanos (universales en su esencia), como el derecho a la existencia material. En este sentido, la universalidad de la RBI va de suyo. La universalidad de la RRTT entra en otro territorio distinto. Creo que una tendencia a universalizar una medida de este tipo es conveniente, pero no la entiendo como un elemento de su propia esencia, que es el caso de la RBI.
- Es verdad (ver documentos de lectura propuestos en Anexo 3) que la RBI complementada con la RRTT ofrece más garantías que una RBI como exclusiva medida de política económica para combatir la pobreza, en el sentido de que no se puedan dar efectos de dualidad social, con relación a personas que deseen un empleo y no puedan acceder a él, debiendo conformarse sólo con tener cubiertas sus necesidades básicas a través de una RBI.
- No me convence el enfoque que pretende ligar, en el marco del sistema capitalista en el que nos encontramos, y todavía menos de forma rígida, las políticas económicas con determinados paradigmas como el individualismo o la socialización o colectivismo. Es un empeño desproporcionado impugnar una medida de política económica como la RBI, porque no es capaz de combatir el individualismo o propugnar otra como la RRTT porque ayuda a avanzar en la socialización. Insisto: dentro del sistema capitalista en que vivimos, nuestros objetivos a la hora de propugnar medidas de política económica deben ser más limitados.
- La pobreza que es capaz de combatir la RBI, acabando con ella si la dotación de esta prestación está por encima del umbral de pobreza, es la pobreza económica. Es sabido que la pobreza tiene más derivaciones que el estrictamente económico, pero eso deberá entrar en otras medidas de políticas sociales.
- La RBI al ser individual, llegará a las mujeres igual que a los hombres. Esto no significa que la implantación de la RBI garantice que las mujeres se liberen, por su mera existencia, de las desigualdades que les siguen afectando negativamente en las sociedades heteropatriarcales dominadas por los hombres. Ver Gaiak de ESK citado en Anexo 3.
- Es verdad que conviene, cuando estemos hablando sobre la RBI ante gente con poco conocimiento de este tema, hacer una explicación somera que sirva para diferenciar la RBI de las rentas mínimas garantizadas y condicionadas existentes en la CAV y Nafarroa. Sobre todo hay que insistir en el carácter condicionado de estas prestaciones que, a pesar de ser un derecho subjetivo, están sometidas a innumerables requisitos y obligaciones, los cuales dejan fuera de su posible acceso a miles de personas pobres.
- Hay varios colectivos en el Estado español (Baladre es el más conocido) que defienden un modelo distinto a la RBI que proponemos desde la Asociación RRB. La llaman la Renta Básica de los/as iguales. Además de que su propuesta parte de dar a su modelo de RB una dinámica anticapitalista, la concretan en una prestación que tiene dos dimensiones: una, consistente en un ingreso económico mensual y otra, un conjunto de servicios de carácter comunitario y con vocación de gestión comunitaria. La primera de las dimensiones irá perdiendo fuerza, en el futuro, y la segunda irá ampliando su campo de acción.
- Es compatible que, en los estudios demoscópicos (encuestas), la mayoría se muestre favorable a una RBI y, sin embargo, en referéndums como el de Suiza de junio de 2016, la alternativa de una RB sea derrotada, a pesar de conseguir un 22% de los votos. Es la brecha de realidad que siempre separa los deseos de la realidad.
- La RB de 650 € que en su momento se utilizó para los estudios que hicieron determinadas personas de la RRB (hoy sería superior porque también lo es el umbral de pobreza que sirvió de referencia a estos estudios), no incluían gastos de vivienda. Estos gastos se daban por hecho que quedaban cubiertos a través de un derecho subjetivo a la vivienda. Lo que ineludiblemente se debe exigir a la hora de implantar un RBI es que su importe garantice que es suficiente para acabar con la pobreza económica de todas las personas del territorio en el que se ponga en marcha la RBI.
- Es una contradicción real la que enfrenta la implantación de una medida de política económica basada en la creación de un ingreso para varias comunidades de un Estado (el caso del Reino de España), cuyas diferencias de desarrollo, PIB, renta, etc., hace que sus umbrales de pobreza sean muy distintos. Esto ya ocurre hoy en día en España con todo tipo de datos macroeconómicos y, sin embargo, sus prestaciones públicas mínimas y máximas (desempleo, pensiones, etc.), así como índices referenciales fundamentales, como el SMI y el IPREM, también son idénticos. Para acabar con la pobreza, tomando como referencia los umbrales de pobreza de cada comunidad autónoma, la RBI a implantar en cada comunidad debería ser distinta. Sin embargo, tal actuación daría lugar a indudables agravios. La realidad de las rentas mínimas garantizadas y condicionadas existentes en las comunidades del Reino de España es que difieren mucho entre sí.
- Como se explica en los materiales de lectura aportados en el Anexo 3, la RBI complementada con la RRTT, son medidas que se prevén muy eficaces para hacer frente a una posible disminución del empleo con el avance imparable de la robotización.
- La matriz ideológica en la que se geste el modelo de RBI que termine implantándose en una sociedad es clave para conocer si esa RBI es un avance o un retroceso social. El debate nominalista (cómo se denomine la nueva prestación pública que se cree) no sirve para nada. Por lo menos para nada bueno, porque tenemos larga experiencia de cómo la derecha arrebata el nombre de determinadas reivindicaciones sociales progresistas, para cambiar radicalmente su contenido (en la CAV y en Nafarroa, se nos arrebató, durante unos años, el nombre de Renta Básica para llamar así a la renta mínima condicionada). Lo fundamental, a la hora de orientarse bien en cuanto a saber distinguir los modelo de RBI progresistas o de izquierdas y neoliberales o de derechas, es fijarse en dos terrenos: a) si mantienen o desmontan los servicios públicos y sociales existentes (sanidad, educación, pensiones, desempleo, servicios sociales…); y, b) si se financian a través de una reforma fiscal que lleva a que la nueva RBI la paguen las personas más ricas, lo que equivale a avanzar en la igualdad de las rentas, o se va por el lado contrario.
- Visto desde fuera de Podemos (yo no milito en esta formación política), mi impresión es que en 2014, esta reivindicación fue tomada del movimiento asambleario que estuvo en el origen de Podemos (el 15 M). Posteriormente, en su elaboración programática de los siguientes años, Podemos echó mano de asesores externos (y también internos) que no eran favorables a esta medida de política económica. Estos asesores, que resultaron increíblemente ignorantes a la hora de analizar las potencialidades y la viabilidad financiera de la RBI, se dejaron llevar por los tópicos contrarios a la RBI que venían del pasado y prefirieron apostar por políticas clásicas ancladas en la cultura del empleo. A pesar de que, desde mi punto de vista, este fue un importante e innecesario retroceso programático, la idea de la RBI no solo no ha sido desterrada del ideario de Podemos, sino que ha ido extendiendo su implantación entre las bases de la organización.
- Yo comparto lo que se plantea en el apartado 2 sobre la RRTT, pero creo que hay que ir un paso más allá. Esta medida de política económica necesita un impulso exterior a los centros de trabajo para que luego pueda ser desarrollada, con algunas garantías de éxito que vayan más allá de lo que se marque legalmente en las reglamentaciones que recojan la RRTT. Es decir, si no se quiere fracasar como hasta ahora, dejando el protagonismo a una negociación colectiva mortecina, incapaz de tomarse en serio la lucha por la RRTT, hay que ampliar el foco de esta reivindicación llevándola a la acción social y a las instituciones.
4.2.- Sobre el apartado 3
Las diferencias que tengo con las notas de Txema, recogidas en el Anexo 2, son profundas. Yo diría que son, sobre todo, diferencias de raíz filosófica o ideológica, para ir más allá de lo que podrían considerarse diferencias políticas. Pondré dos ejemplos, tomados de sus notas:
-    No comparto el primer párrafo de la primera página: Aunque es cierto que la Renta Universal (RU), como él la llama, es una reclamación creciente de derechos, no me parece justificado añadir, como él hace, las dos apreciaciones siguientes: a) que es una reclamación pensada en una sociedad de recursos también crecientes; y, b) que no empuja en una dirección decrecentista sino de un capitalismo para todxs, que equivale a más capitalismo.
Vayamos por partes: 1) La RBI, como prefiero llamarla yo, es una reclamación del derecho a la existencia, el cual se puede alcanzar mediante la garantía por parte de las instituciones públicas, de una prestación económica suficiente (no menor que el umbral de pobreza), a cada persona residente en un determinado territorio. 2) Se reclama así un nuevo derecho, es decir, un derecho que no existe hasta ahora. 3) La reclamación de este derecho, con carácter universal (para toda la población del territorio en cuestión), no lleva consigo que la sociedad en la que dicha reclamación se hace sea una sociedad de recursos crecientes. En realidad, esta reclamación se sustanciaría a través de una simple redistribución de los recursos existentes: quienes más recursos tengan en esa sociedad traspasarán parte de ellos a quienes no llegan a tener los recursos que se consideran necesarios para garantizar su derecho a la existencia. 4) No entiendo por qué se afirma que un capitalismo para todxs equivale a más capitalismo. Tampoco diré que equivale a menos capitalismo, sino que equivale al mismo capitalismo. Para ser más concreto diría que, si medimos el capitalismo realmente existente en un territorio a través del PIB o de cualquier otro índice macroeconómico similar, renta bruta, renta disponible (asumo los problemas de usar este tipo de instrumentos de medida tan enfrentados a visiones decrecentistas que comparto), lo que está en juego con la implantación de una RBI, no es el incremento de esos índices que miden si tenemos más o menos capitalismo, sino exclusivamente el reparto del capitalismo existente.
-    Estoy en desacuerdo con este párrafo tomado de las nuevas notas que envió Txema en un posterior correo electrónico (ver Anexo 2): La razón que me parece más poderosa para la opción por el RT frente a la RU es la dependencia del Estado que su misma demanda, y más su consecución, generaría, esperando que de él vengan las soluciones. Aun en el caso de que pudiera conseguirse, la RU nos dejaría una sociedad más fiada del Estado, más desactivada y dependiente; más sujeto de derechos, con menor predisposición a contribuir. La RU, una RU de cierto calado, vendría a ser como una especie de nuevo pacto social, algo que el capitalismo actual no está en condiciones de ofertar. Una RU de mínimos, que es de la que sectores capitalistas y gubernamentales están hablando, dejaría una sociedad perfectamente escindida.
Como en el punto anterior, vayamos por partes: 1) Dependemos del Estado para cobrar las pensiones, las prestaciones del desempleo, múltiples subsidios… Dependemos del Estado para ejercitar nuestro derecho universal a la sanidad y a la enseñanza. También dependemos del Estado para ejercer nuestro derecho a la justicia (con todas las limitaciones que tan bien conocemos). Igualmente dependemos de instituciones públicas, equivalentes al Estado, en este sentido, para recibir los beneficios de los servicios sociales. 2) Si la RU fuese una RBI como la que defendemos la Asociación RRB (no, por supuesto, una RBI neoliberal), yo no tendría ningún problema en depender del Estado para percibirla mensualmente. Igual que no lo tengo para percibir, en dinero o en especie, todo el listado de derechos que antes he citado. 3) Si consiguiéramos que en una próxima reforma laboral el Estado Español aceptara legislar una rebaja radical de la jornada de trabajo combinada con una fórmula de creación de empleo, aunque fuera a cambio de algunas subvenciones al mundo empresarial, yo, de entrada, no pensaría que es una mala alternativa. Hasta ahora, en las dos últimas décadas, como poco, los sindicatos no han conseguido, al margen del Estado, a través de su autonomía en la negociación colectiva, arrancar al capital reducciones de jornada que merezcan la pena, y mucho menos, combinar esas reducciones del tiempo de trabajo con la creación de empleo.
En los dos ejemplos que acabo de poner, y a los que se podrían sumar otros ejemplos similares entresacados de otros párrafos del texto, se puede comprobar cuáles son esas diferencias de enfoque ideológico o filosófico que me llevan al desacuerdo profundo con las notas de Txema:
-    A la RBI, como medida de política económica, destinada a acabar con la pobreza económica y conseguir avances en la igualdad de rentas y en la libertad republicana, no se le puede acusar de que ayuda al fortalecimiento del capitalismo. Los argumentos que se proponen en este sentido son muy endebles. De hecho, también se podrían aplicar a la RT que se propugna porque, en el fondo, lo que late en todos los párrafos de las notas es un pesimismo absoluto frente a la capacidad del capitalismo para absorber y gestionar, según sus intereses, cualquier reivindicación que se le enfrente.
-    Otro tanto cabe decir sobre la opinión de la relación entre la RBI y el Estado. Si se parte de un planteamiento ideológico de que todo lo que tiene que ver con el Estado nos contamina, es evidente que nos quedamos sin alternativas reivindicativas que puedan tener un impacto social apreciable. Solo cabría plantearse actuar en los espacios a los que el Estado, y otras instituciones, no llegan. Desconozco cuáles serían esos espacios.
-  Por último, hay una visión de la dinámica decrecentista, como genuinamente anticapitalista y, por tanto, la única a la que merecería la pena tomar en consideración, que me parece poco elaborada en lo que tiene que ver con las reivindicaciones concretas que nos traemos entre manos. Tomemos la RT (yo prefiero llamarla RRTT). No existe una dinámica decrecentista objetivamente anticapitalista. En las propias notas Txema reconoce que si se consigue reducir el tiempo de trabajo y el ocio liberado se utiliza en modo capitalista, cosa perfectamente posible dada la capacidad del sistema de absorber temporalmente todo lo que se le ponga por delante, poco se habrá logrado.

CONCLUSIONES
No tengo claro qué tipo de continuidad cabría intentar dar a la jornada que llevamos a cabo el 17 de noviembre. A mí, personalmente, me interesa seguir con el debate de la complementariedad de la RBI y la RRTT. Sin embargo, soy consciente de que Banatu va a mantenerse muy centrado en sus trabajos sobre la RRTT, trabajos en los cuales introducir propuestas de RBI parece descartado.
En cuanto a lo que podemos aportar desde la Asociación RRB al tema de la RRTT, espero que, en la línea de las investigaciones llevadas a cabo sobre todo por Lluís Torrens, se puedan seguir dando pasos concretos.
Dejando de lado lo anterior, es indudable que mantener el seguimiento de nuestras publicaciones en Internet, será útil. A mí, hasta ahora, me lo ha sido.
Tampoco está descartado, creo yo, que, tras la lectura de estas NOTAS mías sobre la reunión del 17 de noviembre, podamos intercambiarnos comentarios y, quizás, volver a darle otra vuelta a los temas ya tratados. Si bien, en caso de hacerlo, tendríamos que avanzar intercambiándonos nueva documentación.

Iñaki Uribarri. Gasteiz, 9 de diciembre de 2018



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Para publicar como "anonimo", despliega la pestaña de "Comentar como" y selecciona esta opción. Después, sigue los pasos de verificación que se piden por defecto, eskerrik asko!