martes, 19 de junio de 2018

Agroecología y Soberanía Alimentaria para el futuro de nuestros pueblos


Como sabréis, este año hemos decidido señalar con el Punto Verde del Reparto a la Asociación agroecológica Arrea por su contribución a la puesta en marcha de un cambio de paradigma económico que tenga en el centro al planeta y a las personas. Lo que sigue es un texto que nos aportan y que ayuda a comprender su trabajo y su forma de intervenir en nuestra realidad más cercana:

Vivimos una época turbulenta con una gran crisis ambiental, social y económica. Y todo parece indicar que estamos ya socavando los límites físicos de la Tierra. Las leyes del mercado, se basan en el crecimiento infinito, sin tener en cuenta que se hace a costa de un planeta con recursos finitos.

El cambio climático, la pérdida de recursos naturales, la contaminación y un largo etcétera... nos hacen pensar que tenemos que cambiar urgentemente nuestra forma de producir, consumir y vivir, si queremos pensar en un futuro cercano y para las siguientes generaciones.

Si nos fijamos en el entorno, vemos cómo nuestro consumo globalizado basado en una agricultura y una ganadería industrial, ha homogeneizado y destruido el paisaje, erosionado el suelo o contaminado el agua con pesticidas y abonos químicos.

Contra este modelo, agotado y agotador, se alzan cada vez más voces que claman por la necesidad urgente e inmediata de un cambio radical y aquí la Agroecología y la Soberanía Alimentaria tienen mucho que decir.

De una forma sencilla podríamos definir la Agroecología como un modelo agrario ambientalmente sostenible, económicamente rentable y socialmente justo. Y cuando hablamos de Soberanía Alimentaria nos referimos, entre otras cuestiones, al derecho que tienen los pueblos a decidir su propio sistema alimentario y productivo.

Estas dos propuestas plantean una forma de producir y consumir, desde lo local, en clave de sostenibilidad y de equidad, con precios justos tanto para quien produce como para quien consume, estableciendo relaciones de cercanía y confianza entre ambos sectores y recuperando el control de toda la cadena agroalimentaria. Pero van mucho más allá y desarrollan propuestas para poder revertir el despoblamiento de las zonas rurales, con la participación de las comunidades locales, pensando en la defensa de lo comunal, las relaciones sociales basadas en el apoyo mutuo (como los auzolanes), tan común en nuestros pueblos hasta hace poco y actualmente en declive por unos modos de vida cada vez más urbanitas e individualistas.

Las compas de Arrea recogiendo el Punto Verde del Reparto 2018
En el Valle de Yerri, ya se están desarrollando actividades en este sentido. Y un ejemplo de ello, es la Escuela de Agroecología impulsada por el Ayuntamiento. Si queremos cambiar nuestra forma de producir, es importante saber cómo hacerlo. También es importante contrarrestar mitos o prejuicios del tipo “si no tratas (con productos químicos, claro está), no recoges”. Entonces, preguntamos: ¿cómo es posible que la superficie de producción ecológica siga aumentando sin parar desde hace años?.

La primera acción, fue empezar en 2017 con un curso práctico de Horticultura Ecológica, que duró desde la primavera hasta el otoño. Estuvimos 15 personas de Yerri, Salinas y Guesálaz, en su mayoría mujeres. Los objetivos que teníamos eran adquirir los conocimientos necesarios para llevar una huerta ecológica, extender las prácticas agrarias ecológicas en el Valle, bien fomentando las huertas de autoconsumo, o como actividad profesional.

Este año ha empezado un nuevo grupo de huerta ecológica con otras 15 personas y parte de las participantes del año pasado, solicitaron continuar con un curso avanzado. Así que ahora compartimos el terreno entre los dos grupos y estamos muy contentas de que cada vez más gente se apunte a producir en ecológico en nuestros pueblos.

Una de las muchas consecuencias negativas del modelo agrario industrial en Yerri, en Tierra Estella y en el mundo rural, ha sido la extensión de los monocultivos, con sus fertilizantes químicos y agrotóxicos para controlar las plagas en un sistema homogeneizado, envenenado, que ha perdido su diversificación y la capacidad de autorregularse. Y nuestra zona, es un ejemplo claro de ello. Alrededor del 70 % de la superficie agraria en Tierra Estella, se destina a cereal, fundamentalmente cebada y trigo, que en su gran mayoría se va fuera de Navarra y además para alimentar al ganado (otra de las cuestiones que tenemos que repensar urgentemente, es el enorme impacto ambiental y en nuestra salud del elevado consumo de carne en las sociedades modernas). ¿Y si utilizáramos la tierra de la Comarca para satisfacer nuestras necesidades alimentarias? ¿Y si se comercializara aquí en las tiendas, hostelería, comedores escolares, mercados... lo que saliera de las cosechas locales? ¿Seríamos capaces de autoabastecernos en gran parte con lo que se podría producir en la zona? Yo creo que sí.

Tenemos la suerte de vivir en un entorno tremendamente diversificado con zonas forestales y de pastos, destinados al ganado extensivo. zonas de secano, donde se podría diversificar con numerosos cultivos destinados a la alimentación local: ahí están las legumbres que cada vez desaparecen más de la dieta, para desgracia de nuestra salud y del entorno. Pero tenemos otro sinnúmero de cultivos tanto herbáceos como leñosos: almendros, nogales, olivos, algunos frutales...Y tenemos las zonas de huerta donde cultivar gran cantidad de fruta, frutillas y verdura para abastecernos. ¿Cómo es posible que estemos dedicando las zonas de regadío al cultivo de cereal que en gran parte se exporta mientras la fruta y verdura que comemos se trae de Levante, Marruecos, incluso Chile o Sudáfrica?.

Si miráramos el Valle hace 60 años, veríamos un entorno mucho más diverso, con un aprovechamiento múltiple de los recursos e integrando agricultura y ganadería. Tenemos que volver la vista y aprender del manejo tradicional agrario, que ha demostrado su sostenibilidad a lo largo de siglos acumulando experiencia y conocimiento.

“Aprender del pasado, para construir el futuro”, dice el refrán y ciertamente tenemos mucho que aprender (otras cuestiones, por supuesto, mejor olvidarlas para siempre). La Agroecología habla de un “diálogo de saberes” entre el conocimiento tradicional agrario y el conocimiento científico. Y ahí está la clave: Tenemos el conocimiento y las técnicas, para poder producir de forma sostenible y sana, ¿Por qué seguir envenenándonos y negándonos la posibilidad de futuro?. Y aquí la responsabilidad es colectiva y no sólo del sector agrario. También las personas consumidoras tenemos un gran poder en nuestras manos, apoyando uno u otro modelo y por supuesto, la Administración, desarrollando políticas públicas que favorezcan una agricultura y un mundo rural basado en la Soberanía Alimentaria, que haga frente al tremendo despoblamiento de muchas zonas rurales, a la desaparición de la pequeña agricultura, a la falta de relevo generacional, apoyando a los jóvenes y desarrollando una normativa adaptada a las pequeñas producciones. Un dato escalofriante, que debería hacernos tomar medidas de inmediato: En Tierra Estella, sólo hay 50 explotaciones agrarias cuyo titular es ATP (Agricultor/a a título principal) y tiene menos de 40 años, (de los cuales 46 son hombres y 4 mujeres), según el Departamento de Desarrollo Rural en 2017.

Una de las causas del abandono de la actividad, es la falta de rentabilidad agrícola, en el sistema convencional, donde las personas agricultoras reciben de media alrededor del 10% de lo que pagamos las consumidoras. Por este motivo entre otros, desde la Agroecología y la Soberanía Alimentaria, se plantea acortar la distancia entre producción y consumo con precios justos para ambos.

Necesitamos generar empleos agrarios en el mundo rural y la transformación de los alimentos, nos ofrece dar un valor añadido a la producción. Para ello, la existencia de pequeños obradores de uso colectivo, donde poder elaborar aceites, zumos, conservas o embutidos, permitiría incrementar las rentas y abrir nuevas posibilidades laborales. El Ayuntamiento está en ello, faltan personas, conocer otras experiencias parecidas, implicación de la administración foral apostando por este modelo o tener espacios para poder comercializar a través de canales cortos. En este sentido, también se están abriendo nuevas posibilidades, como el Mercado de Venta Directa de Tierra Estella, de producto local, familiar y sostenible, impulsado por el Ayuntamiento de Estella-Lizarra y que empezará en breve, el segundo sábado de cada mes, en la Plaza de los Fueros.

Y como creemos que la formación y el conocimiento son fundamentales para poder apostar por un cambio de modelo agrario y contemplar otras posibilidades productivas, este pasado otoño-invierno, organizamos unas Jornadas de Agroecología en el Valle, entre Arrea, el grupo de huerta Ecológica y el Ayuntamiento. Fue un viernes al mes en el salón de plenos, en Arizala. Nuestra idea era dar a conocer la experiencia de productores cercanos con diferentes cultivos en ecológico. Hablamos del manejo ecológico de la viña, con Raúl de Lácar. Con Fran, de Mendigorría, de extensivos como cereal o leguminosas. Del cultivo de la trufa con Txentxo del Museo de la Trufa, del potencial y la necesidad de recuperar las variedades tradicionales de huerta con la Red de Semillas de Navarra, del cultivo de pequeños frutos como frambuesas o fresas, con David y Carlos de Ameskoa.

Nos quedamos muy contentas y con ganas de repetir este año. La idea es continuar. Así que si teneis interés en algún tema concreto o propuestas, no dudéis en comunicarlo. Nos han propuesto hablar del manejo ecológico del nogal y haremos también alguna sesión sobre bancos de Tierras, para analizar las posibilidades de acuerdos, que permitan nuevas instalaciones.

Como veis, esto marcha. El futuro de nuestros pueblos será agroecológico o no será.

Ester Montero, Arrea.

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